1. ᴀɴᴛᴇs ʏ ᴅᴇsᴘᴜés ᴅᴇ ᴛɪ

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ᴜɴᴀ ᴄᴏʙɪᴊᴀ ᴇɴ ɪɴᴠɪᴇʀɴᴏ.

Se mueve rápidamente a cada lado en silencio con una pistola en su mano izquierda y con la otra siempre asegurándose de tenerla cerca de su cinturón de armas por si lo necesitase. Sigilosamente trata de acercarse al objetivo, todo es oscuro en realidad y da mucha más libertad en caminar.

El objetivo es un hombre de 30 años que está acompañado de otro sujeto. No es un hombre cualquiera, es más un político corrupto que ha estado relacionándose con una banda de narcotraficantes y que los mismos narcos han notado que este sujeto hace trampa en ambos bandos.

Suele ser muy solicitado para hacer el trabajo sucio, también porque está en ese mundo oscuro y turbio, donde las drogas es una fuente de dineros y las muerte es muy común de ver, de presenciarlo. Este día tampoco fue muy diferente a los de otros, lo llamaron hace unas semanas atrás y con su equipo pueden rastrear rápidamente al objetivo.

Preparó todo para que nada fuese un fracaso, aunque nunca le ha pasado. En todas sus mandados, nunca ha fallado.

Lleva una gorra negra puesta para que el resultado sea que la poca iluminación de parte de las farolas le da una simple sombra a su rostro que casi sea complicado de memorizar o de identificar.

Sus habituales guantes de cuero para evitar huella de algún lado y tampoco es sorpresa de su ropa que se igualan al color del resto.

Anteriormente había esperado que el hombre se retirara de aquel bar privado, pasos torpes notando su evidente embriaguez y un acompañante quien debió compartir parte del alcohol. Supuestamente el lugar es seguro, ya que la mayoría de personas que merodeaban por ahí son de clase alta.

Bares y clubs privados, donde todo lo que pasa ahí, se queda ahí.

Entonces puede ver lo confiado que está este hombre, riéndose y haciendo bromas como si fuese lo más gracioso del mundo, el mal equilibrio que tiene al intentar mantener una postura normal. Necesita que el otro hombre se distraiga y deje su objetivo solo.

Así que es muy paciente, demasiado.

Espera a que su acompañante se detenga y se agache por náuseas, el hombre apoya una mano en la pared de ladrillos y comienza a vomitar, mientras que el otro parece bastante distraído, siguiendo su camino mientras tararea alguna canción.

Es entonces donde agarra un atajo y se adelanta a su objetivo, y cuando este está cruzando un callejón es donde el sicario apunta la pistola en su cabeza, no duda, tampoco espera que el otro reaccione por sentir que algo frío apoyándose en su cráneo. Así que lo primero que hace es con una mano sujetar esa pistola y con esa misma aprieta el gatillo.

Ni siquiera es un sonido de disparo fuerte. Tampoco suena un "bam" que retumba toda la zona, es lo más silencioso que podría ser como un silenciador de pistola. Ve al hombre caer al suelo, la sangre se derrama por todo el piso. No se queda mirando por mucho tiempo, una vez más suspira y no puede evitar apretar un poco su mandíbula.

Esa sensación agria en su pecho, aunque pasen los años, aunque esté lo más acostumbrado posible, siempre está esa sensación. Esa sensación de asco, donde se siente como un monstruo.

En todo el camino en el que trata de ser sigiloso, mira a los lados de manera discreta y se aleja totalmente de la zona del crimen. Llega a recoger su moto que estuvo escondida en la oscuridad, la arranca y en lo único que quiere sentir es en el viento refrescando su rostro.

Mi dulce pastel • Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora