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"¿Así que ahora estáis juntos?" Preguntó Carlos, comiendo una de sus patatas fritas.
"Sí." Respondió Max sin más.
Los cuatro se encontraban almorzando en un bonito y privado restaurante a las afueras de Mónaco, el lugar tenía una fantástica vista al océano y el sonido de las olas rompiendo en las rocas daba un ambiente relajado a su reunión informal.
Unos días después del Thanks Day de Honda, y después la Gala de la FIA y la reunión con el equipo en Milton Keynes, Max y Sergio decidieron iniciar oficialmente una relación. Dejando atrás sus estupideces e inseguridades, cambiando su mala costumbre de mirarse de lejos y ocultar sus sentimientos por la de hablar y actuar como una pareja normal fuera de la pista.
Su cita aún no había ocurrido y no había confirmación oficial a los medios, ni siquiera a sus familias, ambos habían acordado no precipitarse y tomárselo como una lección de cómo hacer las cosas bien después de haberlo estropeado todo y haber permanecido en silencio durante mucho tiempo. Todavía quedaba mucho camino por recorrer para poder lograrlo con éxito, sin embargo, el nuevo año les motivaba a empezar todo de cero y poder disfrutarse el uno al otro sin complicaciones.
"¿Pero ¿Cómo juntos, 'juntos'? El español los señaló mientras sostenía su tenedor, Charles puso los ojos en blanco. "Como salir completamente, tomarse de la mano, besarse... ¿lo estáis haciendo?"
"¡Carlos!" Max se sonrojó y Sergio se rió, lanzando al hombre una de sus propias papas fritas.
"¡Carlos, me estás avergonzando!" Dijo el monegasco, golpeando a su pareja en el brazo. "No puedes preguntarle a alguien si tiene sexo, ten un poco de decoro."
"¡Oh, por favor! Hace un mes lo estabais haciendo en Las Vegas, no seáis tan mojigatos ahora." Sainz se burló de ellos y luego miró a su compañero. "Y ahora me debes dinero por su culpa, guarda silencio."
"¿Dinero?" preguntó Sergio y Leclerc volvió a poner los ojos en blanco.
"Cometí el estúpido error de apostar con él, y ahora por su culpa tengo que pagarle mil euros." Dijo Leclerc con tono enfadado, sacando su cartera.
"Sólo son mil euros, Charles." Max soltó una risita al ver que su amigo le entregaba unos cuantos billetes al español.
"¡No es por el dinero, es por mi orgullo!"
"De todas formas, ¿Cuál era la apuesta?" preguntó Sergio, dando un mordisco a su bocadillo.
"Charles estaba seguro de que empezaríais a salir hasta el año que viene, yo decía que erais unos idiotas impulsivos y que empezaríais a salir justo después de Abu Dhabi." Dijo Carlos orgulloso. "Y para que quede claro, estáis saliendo, ¿verdad?"
