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"¡No van a creer lo que ha hecho Carlos!" dijo un risueño Charles.

Los dos pilotos de Red Bull habían planeado una reunión rápida y privada con los pilotos de la escudería italiana en la terraza del restaurante del hotel, esperando obtener detalles y respuestas sobre la noche anterior, para averiguar una solución real del grave problema en el que se habían metido.

"¡Se ha tatuado mi nombre!" Dijo el monegasco con un tono burlón en su voz, levantando la camisa de Carlos y dejando al descubierto un gran corazón rojo con una C en su interior, muchos detalles dorados a su alrededor, haciendo parecer que tenía alas y una flecha. También estaba, aparentemente, tatuado en el pecho del hombre cerca de la ubicación de su corazón real, un gesto romántico para algunos otros.

"¡Charles, basta! Te dije que no dijeras eso." Dijo el español, apartando de un manotazo las manos de Charles y arreglándose la camisa. "No es real, supongo que me emborraché demasiado como para recordar cuándo lo conseguí."

"Quiero decir, fue divertido ver tu reacción cuando nos despertamos, estabas casi llorando y rezando en la esquina de la habitación. Pero estoy seguro de que fue porque esto significa que no vas a publicar fotos sin camiseta durante al menos 2 semanas." Dijo el hombre más joven, riendo de nuevo como el otro hombre puso los ojos en blanco.

"Da igual, la gente sobrevivirá al parón." Dijo Carlos, luego miró a los recién casados. "¿Cuál era la emergencia, de todos modos? Me mandaron un mensaje de 911."

"Bueno", empezó Max al cabo de unos segundos, mirando nervioso al hombre que tenía al lado, que le devolvía la mirada igual de nervioso, pero más sereno. "Nosotros nos metimos en una situación..."

"Oh, lo sabemos." Charles le interrumpió a media frase, con tono burlón y sus cejas moviéndose de forma divertida.

"Espera, ¿ustedes recuerdan algo?" Dijo Sergio, lanzándoles una mirada llena de esperanza.

"Claro que sí, cabrón. Cómo se nos va a olvidar." Contestó Sainz, enviándole un par de besos, burlándose de él.

"¿Qué...?"

"Ay vamos, no te hagas el tonto, estuvimos allí." Los pilotos de Ferrari se miraron, dispuestos a continuar con las burlas.

"Sí, ¡no es que fueran discretos!" Charles mencionó riendo.

"¿Puedes... explicarnos? Porque necesitamos saberlo todo." Dijo Max, a punto de sufrir otro ataque de nervios.

"No creo que podamos elaborar mucho, ustedes dos estaban allí... besándose." Charles dijo, el tono burlón todavía en su voz. "Aunque técnicamente ustedes dos nos robaron el sitio para besarnos, pero les perdonamos porque parecía que lo necesitaban." El hombre les dedicó una sonrisa angelical.

𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚 𝐚𝐥 𝐀𝐥𝐭𝐚𝐫 | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora