La HIJA DEL PASTOR ♡||FreenBecky G!P||♡

Capítulo #40💖

FREEN

Ya eran pasadas las doce de la noche y no podía dormir pensando en lo que vi en la iglesia, en las cajas que cargaban los hombres por orden de Arthit al camión... Pero había una sola manera de averiguarlo... Me levante, busque algo de ropa; saque un pantalón, una polera de mangas largas y una chaqueta larga que me llegaba hasta el muslo, me coloque unos bototos negros, tomé el banano y metí la linterna, mis llaves y el celular que lo deje en silencio, salí de mi habitación sin hacer ruido, baje las escaleras intentando de no hacer crujir los escalones, me dirigí hasta la puerta que daba al patio trasero, hice lo mismo que la última vez para entrar a la casa de Bec.

Pero esta vez subí por la reja de madera y no por el balcón, camine sin hacer ruido, mire las ventanas, estaba encendida la luz del comedor, mire por la ventana que tenía la puerta trasera, estaban Arthit y otros tres tipos más, no tenían buen aspecto, parecían salido recién de la cárcel, a mi distancia podía ver que tenían tatuajes, además se veía que eran altos y corpulentos; estaban jugando a las cartas, podía ver tragos, latas de cervezas por el suelo y mucho humo de cigarro al rededor de ellos.

Seguí caminando hasta llegar a la pequeña ventana, me agache y la levante, encendí la linterna para iluminar un poco, metí mis pies primero y poco a poco la otra parte de mi cuerpo, tuve suerte había un mueble, cerré la ventanilla y baje del mueble y seguí iluminando, nada había cambiado en ese lugar, aun que solo una cosa, las cajas que habían ya no estaban, ese rincón estaba vacío, me acerque mas hasta el mueble, lo que si estaba era la virgen, aun que esta vez habían dos, las tomé, y me percate que una tenía un hueco en la parte de atrás, estaba hecho para meter algo, y la otra tenía ese mismo hueco, pero ya tapado, en eso un ruido me asustó he hizo que soltara una de las vírgenes y que se rompiera, oí la puerta abrirse, metí la otra virgen en un bolsillo que tenía adentro de mi chaqueta, era grande y honda, apague la linterna y me escondí bajo la escalera, bajaron la escalera muy rápido.

-¿Que sucede Arthit? —preguntó uno de los tipos.

—Escuche un ruido —contestó, vi que caminaba y se acercó donde estaba la virgen quebrada, la vio y la tomó —. Hay alguien aquí.

—Aquí no hay nadie —dijo la voz de otro hombre —Seguro son ratas.

—Aquí deje dos vírgenes —les dijo Arthit —. Y la que esta en el suelo quebrada esta vacía, falta la otra —dijo —Hay alguien aquí, lo sé —comenzaron a mirar por todos lados, iluminaron con las luces de sus celulares y comenzaron a buscar los cuatro.

—Sabes que no puede perderse nada, Arthit —le dijo un tipo de chaqueta de cuero —. Él se enojara, no quiere errores —le dijo, comencé a caminar, pero sin quitarles la vista de encima —. Cometiste un error hace unos años y te costó caro.

—Se perfectamente lo que me costó, no me lo recuerdes —dijo molesto, vi que caminaban hacia mi, estaba contra la pared, estaba cerca de la escalera, tomé aire y corrí hasta las escaleras, sin querer hice que unas latas cayeran al suelo —¡Ahí esta! —grito, subí las escaleras lo mas rápido que pude —¡No vas a escapar maldito ladrón! —salí y al ver que venían cerré la puerta de un golpe, golpeando al que venía tras de mi, oí que caían por las escaleras, no perdí más tiempo y seguí corriendo, salí por la puerta trasera, tropecé con unas latas, salí por la puerta, subí la reja, corrí unos metros hasta la reja de mi casa, la subí y me lance, caí sobre mi mano al caer al suelo, estoy segura que me la doble, tuve que cubrir mi boca por el dolor.

—Donde estará esa maldita rata —oí decir a un Arthit enojado.

—Es solo una virgen vacía —dijo el más grande y corpulento.

—No esa virgen  —dijo el de chaqueta de cuero —. Se llevaron la que tenía el contenido, quien quiera que sea, sabrá lo que hay en su interior.