III

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Charlie camina contenta, en sus manos lleva unas galletas recién horneadas que emiten un aroma espectacularmente dulce.

Vaggie está a su lado, llevando las servilletas y atenta a qué su novia no vaya a tropezar.

Anteriormente ya le había dicho a Charlie que ella podía cargar el gran bol con las galletas calientes, pero Charlie se negó e insistió en que ella sería la que se encargaría como dueña del hotel.

Cuando sale de la cocina, lo primero que ve es a Angel en su celular, con los dedos furiosos, tecleando.

— Angel, justo te estaba buscando! — Charlie le habla, contenta, sus ojos rojos parecen brillar.

— Si, recibí tu mensaje — Angel le sonríe.

Charlie continúa, asintiendo con su cabeza — ¡Ayúdame a mi y a Vaggie a repartir estás galletas! ¡Usamos una famosa receta del reino de los humanos, nos la dió Alastor! ¿No es increíble? —.

Charlie sonríe y alza la bandeja de galletas, bastante orgullosa.

Angel la regresa a ver y le sonríe, no hay nada especial en las galletas del "reino humano" pero aún así guarda el celular, dispuesto a ayudarla — Claro, déjame revisar cuántas personas están aquí para poder dividirlas —

— ¡Si, está bien! Entonces iré a traer las chispas de chocolate — Charlie deja las galletas en la mesa y va rápidamente a la cocina.

— Que sea rápido, después se enfrían — Vaggie agrega, con su típico tono frío y después va detrás de su novia a ayudarla.

Angel tuerce los ojos ante esto último y a pasos lentos va primeramente hacia la cantina.

No es sorprendente, cuando encuentra a Husk con su típica cara aburrida y en su mano una botella de alcohol barato medio vacía.

Sin embargo, el sentimiento hoy es diferente, como algo más cálido que cosquillea en su corazón y eso naturalmente le molesta.

¿O más bien es un miedo?

Angel gusta de Husk, le parece un demonio atractivo y sexy, pero es algo superficial, como todas sus parejas sexuales... sin embargo...desde anoche y todas esas palabras dulces y honestas.....

Angel se niega a volver a creer en el amor.

No quiere sufrir, que todo lo que construya, se destruya o peor aun, ocurra algo parecido con el jodido de Valentino.

Primero necesita sanar....pero también quiere ser amado.

Es tan complicado cuando su corazón y su cerebro no se ponen de acuerdo.

No sabe porque exactamente lo hace, o a qué temor específico es ese tipo de sentimiento, pero decide ignorarlo.

Ni siquiera lo saluda, solo un momentáneo intercambio de miradas que tampoco son hostiles.

Esto extraña demasiado a Husk, pero hoy despertó con la pierna izquierda así que solo mira a Angel y su recorrido hasta que desaparece por la puerta.

Tampoco le dirige la palabra.

Angel camina hacia el sofá de invitados extra, que ahora se ha convertido en el lugar de citas favoritos de los padres de Charlie.

Demasiados aburridos, según los pensamientos de angel.

Solo echa un vistazo rápido, para confirmar que esos dos están.

No le extraña, cuando los encuentra demasiado juntos.

La cabeza de Alastor está recostada en el regazo de Lucifer, con sus largas piernas estiradas y en sus manos tiene ambos bastones — El diseño de tu bastón nunca me gustó, el material es bueno pero el resto es demasiado aburrido. ¿No es hora ya de cambiarlo? ¿Quizás uno a juego con el mío? ¿O eso sería demasiado para ti? — La sonrisa de alastor se alarga, sus párpados están relajados mientras vuelve a juntar ambos bastones íntimamente.

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