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El ciervo se estaba preparando para iniciar su transmisión de radio, solamente le faltaba acomodar unas cuantas cosas he iniciaría su show. Esto era una rutina para el.
─¡Como están querido publicó! ─Hablo con su clasica estática y energía─. Les tengo maravillosas noticias, las cuales so-. ─Ni siquiera había comenzado cuando alguien irrumpió en su estación y no era nada más que el soberano─. Lo siento pero tengo pequeños fallos técnicos. ─Lo último lo dijo con obvias intenciones de burlarse del mayor. Y cortó su transmisión, una de las cosas que odiaba era que se interpusieran en su trabajo y ese rubio lo había echo. Solamente fruncio el ceño y se acercó al más bajo de estatura, obviamente agachandose en el proceso─. ¿Que se le ofrece? Su alteza. ─Solto con veneno, mientras una sonrisa burlona se instalaba en su rostro.
Lucifer solo lo tomo del brazo y se lo llevó de aquélla estación donde se transmitian aquellos shows de radio. No le importaba que el ciervo le dijera unos cuantos improperios algo pasados de moda, lo único que quería era que le ayudará con algo muy importante. El rojo le seguía reclamándole, pero eso no le importaba en estos momentos.
─¡¿Adonde rayos me llevas?! ─Exclamo con claro enojo, dejando al lado su cortesía.
No recibió ninguna palabra del otro, solamente seguia caminando, sinceramente estaba tan distraído en como tenía que volver a su transmisión y a su público, sabia muy bien que aquél televisor le quitaría la audiencia. Depués de un rato miro al soberano, estaba echo un jodido desastre, su cabello despeinado, su cara antes burlona y alegre, ahora mismo reflejaba seriedad e irritación, ademas de que no tenía su típico traje blanco; se veía de la mierda. Sonrió ante esos pensamientos. ─Acaso estaría llorando de nuevo por su "querida" esposa, que patético─. Contuvo una risilla al pensar eso, no se dio cuenta que ya estaban enfrente de aquella habitación. Lucifer abrió aquélla puerta y volvio a jalar al ciervo dentro del cuarto, al entrar el soberano tomo asiento en un sillón que estaba cerca y el ciervo en la gran cama que estaba enfrente de el.
─Mira Alastor iré directo al grano, necesito tu ayuda. ─Dijo mientras se tragaba su orgullo e intentaba no arrepentirse.
Eso dejó sorprendió al ciervo. Un silencio incómodo se iso presente, se quedaron un gran tiempo en silencio, lo único que se podía escuchar era la estática de la radio interna del rojo. El silencio se ubiera extendido si no fuera por la pequeña Charlie que reposaba en su cuna. Unos pequeños sollozos se empezaron a escuchar en aquella habitación, los dos "oponentes" miraron a la dirección de donde provenían los pequeños ruidos. Cuando los sollozos cambiaron a un gran llanto, Lucifer maldijo en voz baja mientras iba a ver a su pequeña hija y "cargarla". Alastor vió cómo el soberano traia "cargando" a la pequeña Charlie, si a eso se le llama cargar, ya tenía una idea de lo que le pediría el rubio.
─No sabe como cargar a un bebé, Majestad. ─Le regaño, mientras le quitaba a la pequeña y empezar arullarla entre sus brazos, para calmarla.
Lucifer todavía no le tenía confianza al pelirrojo, por eso estaba al pendiente de su manzanita y lo que hacía el locutor. Lo que no se esperaba era que su hijita se acurrucara más con el ciervo que ya hacía sentado en su gran cama, obviamente siguiendo aquel pequeño movimiento que hacía que la pequeña sintiera los párpados pesados y cabecera, el Overlord sonrió con algo de arrogancia mientras se acomodaba mejor en esa cama. Para seguir calmando a la pequeña, pero esta ya estaba en un sueño profundo donde soñaba con lindas y empalagosas cosas de color rosado. El rojizo dejo a la pequeña denuevo en la cuna de patitos no le asombraba mucho ya que el soberano estaba obsecionado con aquellos animales amarillos y gordos. Mientras la arropaba y se alejaba de aquélla sona "peligrosa" se volvió acomodar en aquella cama comoda y volvia a mirar al ex-arcangel.
