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Un rayo de luz que golpeaba su rostro fue el que hizo que comenzara a abrir sus ojos poco a poco, notó que era el bendito sol colándose entre las cortinas, anunciando que un nuevo día estaba comenzando.

Sintió un malestar en su cabeza, como si alguien o algo le estuviera presionando y esta se sintiera a punto de explotar, su cuerpo se sentía pesado y demasiado cansado.

Se estiró entre sus sábanas enredadas en su cuerpo, y mientras bostezaba y apretaba sus ojos, un flashback vino a su cabeza.
No cualquier flashback, sino el de él besando al señor Min, pudo sentir en sus labios la humedad de los labios del señor Min, el cómo jugaron con sus bocas por un buen rato, cada pequeño mordisco que él le dio.

Abrió sus ojos enormemente y se sentó de manera abrupta al recordar todo.

¿Qué mierda había hecho?.

Pasó sus manos por su rostro con frustración sin poderse creer que en serio se había atrevido a hacer semejante estupidez, quería desaparecer de la tierra, sentía demasiada vergüenza ahora, ¿con qué cara miraría al señor Min ahora?, o peor aún, ¡A la señora Min!.

Su puerta fue tocada de repente haciendo saltar del pequeño susto que eso le ocasionó.

–Jungkook... El desayuno está servido– Anunció la mujer del otro lado de la puerta.

–A-Ah... Sí... En un momento bajo...– Respondió nervioso.

Se puso de pie de prisa, se metió al baño a asearse, mientras el agua fría caía por su cuerpo trataba de recordar qué más había sucedido después del beso.

Honestamente las cosas se veían un poco borrosas, solo recuerda que en algún punto, el señor Min lo tenía aprisionado entre sus brazos mientras sus bocas seguían unidas, recuerda el cómo la lengua del hombre invadió su boca para enredarse con su propia lengua, los jadeos que ambos emitieron, lo placentero que se sentían sus manos apretujando su cintura.

Al recordar todas esas sensaciones comenzó a sentir caliente en su entrepierna, cerró los ojos intentando calmarse pero eso solo le trajo más recuerdos, en las palmas de sus manos aún sentía la suavidad de la piel del torso desnudo del señor Min, el cómo se permitió acariciar su pecho y abdomen, también recordó como se aferró a su espalda cuando este lo hizo acostarse en el sillón.
Al recordar al señor Min sobre él aún besándolo fue inevitable posar su mano sobre su miembro al sentirse aún más caliente, y cuando recordó el cómo el mayor colocó una de sus piernas en medio de las suyas para rozar su pene, y el cómo mordía su labio inferior con fuerza provocandolo más y más, empezó a masturbarse recordando el placer que sintió con todo eso.

Su respiración estaba agitada, el placer iba incrementando, se tocaba más y más rápido jadeando, recordando esos besos, los leves toques del hombre, y gracias a él se corrió en su mano, se había masturbado pensando en el señor Min, pero entonces recordó el cómo de repente él mismo empujó al señor Min lejos de él, porque sabía que estaba mal lo que estaba sucediendo, justo como ahora había caído en cuenta que estuvo mal tocarse pensando en él.
Es decir, era un hombre casado, su anfitrión de la universidad, un hombre que le doblaba la edad.

Sabía que tenía disculparse y tomar distancia, necesitaba solicitar una habitación en la universidad porque definitivamente ya no era buena idea seguir bajo el techo del mayor.

Al salir de la ducha y luego de ponerse ropa, bajó hacia el comedor con su mochila en mano, sentía su corazón latir rápidamente debido a los nervios que tenía y especialmente a la vergüenza que sentía.

Al llegar se encontró primero con la señora Min quien al verlo le regaló una enorme y cálida sonrisa, ahora se sentía culpable.

–¿Cómo estás?, ¿dormiste bien?– Preguntó acercándose a él.

Hecho para mí -민에 (YoonKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora