Ella era hermana del gran futbolista del momento, Pablo Gavi, pero a la vez era profesora del curso de este. Donde encontraría a el amor de su vida. ¿Serán capaz de mantener su relación en secreto para no peligrar la carrera de ambos?
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Narra Vega;
Varios alumnos levantaron la mano sobre la pregunta que había lanzado.
— Balde — le señale para que contestara.
— Yo creo que se creo para quedarse con el terrero de Granada, como es tan bonita — contestó el defensa.
— ¡No! ¿Pero cuando los musulmanes llegaron a España? Eso es primaria porfavor — me queje.
Marc Guiu levantó la mano y asentí con la cabeza para que hablara.
— Vinieron a invadir la península ibérica en el año 1492 — contestó.
— Chicos de verdad, ¿esto que es 1° de bachillerato o 4° de primaria? Los musulmanes llegaron a la península ibérica en el año 711, conquistaron toda España, menos Asturias. Y los reyes católicos los derrotaron en el año 1492. Tan difícil no era — suspiré.
— El examen me va a salir fatal, maestra ya te lo digo yo — se quejo Héctor.
— Estamos en la primera semana de curso, aún queda para el examen. Todavía hay tiempo para organizarse, no os preocupéis. Yo os avisaré 1 semanas antes del examen — intente animar a Héctor.
Por lo que me han hablado de este chico, le cuesta estudiar lo más grande, me han pedido que esté muy encima de él en el tema estudio.
El timbre sonó, indicando que ya se acaba el instituto por hoy.
Al salir, me paro mi hermano.
— ¿Te vienes a mi casa? — me preguntó.
— Pablo, te tengo avisado de que no estes todo el día pegado a mi aquí, soy tu tutora — le recordé.
— Joder Vega, es que parece que te avergüenzas de mi.
— Eso es mentira. Solo que me da un poco de cosa que estes todo el día a mi lado.
— Pues nada. Adiós.
Rodé los ojos y cerré la puerta de la clase con llaves.
Deje la llave en la recepción y allí vi a Héctor hablando con una chica rubia. El chico me saludó y la muchacha con la que estaba me sonrió amablemente.
Llegue a mi casa y lo primero que hice fue comer.
Empecé a corregir deberes por PDF que tenía de ayer sin corregir hasta que se me hizo la hora de volver a la Masía a una reunión con los representantes de mis alumnos.
Cuando la reunión acabo, mi hermano estaba en chanclas con las botas en las manos y me acerqué a él.
— Ey, ¿vas a entrenar? — le pregunté y el solo me miraba. — Pablo — le llame alzando la voz y me miró de nuevo. — ¿Que si vas a entrenar? — le volví a preguntar.
— No nos conviene que nos vean juntos, déjame.
— Eres gilipollas — le dije y él se fue al ascensor.
Como no tenia nada que hacer, me fui a verlos entrenar a la ciudad deportiva que se encontraba en una estabilización de La Masía.
Me senté en unas gradas, me puse las gafas de sol y empecé a ver a mis alumnos.
Sobre todo me fijé en Héctor. Es buenísimo y tiene una calidad increíble.
Pero no tanto como mi Jesús Navas porfavor.
Héctor es un chico introvertido, pero que se preocupa demasiado por los suyos y siempre intenta dar el 100% de él. Es demasiado bueno, en fin.
Les dieron un pequeño descanso y baje abajo a pedirle perdón a mi hermano por lo que le hice esta mañana.
— Pablo — lo llame.
— Gavi — me miró.
— Gavi, Gavi. Perdón por lo de esta mañana — me disculpe.
Encogió los hombros y se puso a beber agua.
— Vale — me contesto.
Me quede sin mas nada que decirle y me fui a las gradas de nuevo, donde había dos chicas gritando el nombre de Fermín y Gavi.
Me quede mirando a una de las niñas y abrí los ojos, era Mía, una amiga mía de toda la vida de Sevilla, la hija de Jesús Navas. Esa misma chica estaba llamando a mi hermano.
— ¡Tía! — le toque el hombro.
— ¡Ostia Vega! — me dio un fuerte abrazo la pelinegra de pelo rizado.
— ¡Cuanto tiempo cariño! — le dije.
— Siiii. Aquí estoy viendo a tu hermano, que parece que no te ha contado nada — me dijo mi amiga.
— ¿¡Sois novios?! — pregunte alterada.
— Si.
— La madre que os parió, Mía. Os como — le abrace.
— Hola, Vega — me saludó la chica rubia.
— Anda, hola Carlota — me sonreí.
Carlota es una prima de Mía que es ultra buena gente.
