Ella era hermana del gran futbolista del momento, Pablo Gavi, pero a la vez era profesora del curso de este. Donde encontraría a el amor de su vida. ¿Serán capaz de mantener su relación en secreto para no peligrar la carrera de ambos?
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Héctor Fort
Intenté estar decente para hablar con Vega porque yo llevaba unas pintas que eran para verlas.
Salí rumbo a la sala de profesores y la ví con sus gafitas, su melena rizada suelta y el boli en sus manos escribiendo algo.
— Hola — la saludé entrando.
— Ah, hola perdón que no me había dado cuenta de que habías entrado, siéntate ahí enfrente — me señaló la silla que estaba enfrente de ella y me senté. — Tengo que darte algo — sacó dos hojas grapadas y vi que era el examen y me lo dio.
— ¡Mentira, mentira! — solté el examen y me lleve las manos a la cabeza.
Había sacado un 8.
— Ves, cuando quieres puedes obtener resultados mayores como este, enhorabuena Héctor.
— Que no me lo creo Vega — dije sin asimilarlo mientras miraba detalladamente las preguntas del examen.
— Bueno. ¿Por que has faltado hoy? — me preguntó y yo solté el examen.
— Porque no me encontraba bien.
— Si tú lo dices... Yo solo quiero ayudarte aunque no soy la más indicada para eso.
— Si lo eres. Tu eres lo que necesito para que me ayudes a hablar del tema del amor, Vega.
— ¿Yo? Pero Héctor... — ella se trababa hablando.
— Vega necesito desahogarme con alguien y quiero que sea mi tutora con la que lo haga, no confío en nadie como para contarte esto.
— No sé Héctor... Yo solo trato de ser tu profesora y quiero el bien para mis alumnos y ayudarnos en todo lo posible... Pero yo no soy psicóloga ni nada del estilo, soy educadora.
— Porfavor — le pedí una vez más y ella suspiró.
— Adelante, intentaré ayudarte lo máximo que pueda.
— Yo lo único que quiero es alguien que me quiera, una persona que no me falle y que me sea fiel — empecé a ablandarme. — Ósea quiero que me des consejos de que puedo hacer.
— Mi consejo es que te centres en ti y en sanar olvidando lo malo que te pasa, será lo mejor.
— Pero es que no me puedo olvidar de ella tan fácil — confesé.
— Poco a poco Héctor, claro que no es fácil. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa.
— ¿Crees que soy mala persona, Vega?
— Claro que no Héctor.
— ¿Y por qué ella dice que si lo soy?
— Porque ella no tiene corazón para entenderte a ti. Si te quisiera no te sería infiel.
— Si ya... Empiezo a creerme que si lo soy.
— No lo eres, eres increíble.
— No me conoces para saberlo — afirmé y ella me miró alzando una ceja.
— Tengo millones de contactos tuyos a mi alrededor — se cruzó de brazos.
— Mmmmm, bueno. Yo lo único que quiero es ser feliz. ¿Ya me puedo ir? — pregunté y ella asintió.
— Adiós — me sonrió y se despidió con la mano. — Gracias por confiar en mí.
— Gracias a ti por escucharme, mañana nos vemos — me despedí y salí de aquella sala y me choqué con Marc.
— Joder Héctor — se quejó tocándose la frente.
— ¡Pero mira por donde vas gilipollas! — espeté riéndome. — ¿Donde vas o has ido?
— He ido a echar una pachanguita con media Masía. Ha sido la bomba. ¿Y tú que? ¿Qué hacías ahí adentro?
— Con Vega.
— ¡¿Te la has follado?! — abrió la boca en modo "sorprendido".
— ¿¡Pero que dices gilipollas que es nuestra profesora?! — le empujé de mala hostia. — Estoy yo como para follarme a alguien.
— Solo preguntaba — rodó los ojos. — ¿Y entonces que te ha dicho?
— Me ha dado la nota del examen de ayer.
— ¿Cuanto?
— 8 — contesté orgulloso y mi amigo me dio una colleja de cariño y me abrazó.
— Eso es genial bro. Yo he sacado un 4 — se rió provocando mi risa.
— Haber estudiao — me burlé de él.
Estos ratos con Marc poco a poco me iban alegrando un poco.
— Gracias bro, para que tener amigos si puedo tener enemigos — se hizo el ofendido.
— Denada campeón — le di una palmadita en la espalda.