Capítulo 6 : Creo que tengo quien me ayude

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Héctor Fort

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Héctor Fort

Llevaba unos días en la mierda, pero el gol que marqué ayer fue un subidón para mi autoestima, me sentía bien conmigo mismo. Pero de nuevo hoy estaba echo polvo, el bienestar me había durado poco.

Dentro de 20 minutos tenía que estar en clase y yo aún estaba en la cama vagueando con el móvil, no iba a ir a clase hoy, me las iba a saltar y pondría una excusa. Ayer hice un examen que me salió como el puto culo y no quería que Vega me diera la nota, siempre traía los exámenes corregidos de un día para otro.

Ví que eran las 8:15 y supe que ya estarían todos en clase y yo solo deje el móvil para dormirme toda la mañana porque estaba echo una mierda mentalmente y físicamente.

Solo quería morirme y dejar todo atrás.

Y así fue, me pasé toda la mañana durmiendo hasta que llamaron a mi puerta.

Estaba descalzo, sin camiseta y con los rizos alborotados pero me la pelaba.

Abrí la puerta y vi a Gavi mirarme.

— ¿Qué? — contesté apoyando mi brazo en el marco de la puerta.

— ¿Por qué no has ido a clase? — me preguntó.

— Mira Gavi no estoy de humor y... — me cortó.

— Mi hermana quiere hablar contigo después, tiene que venir por la tarde por una reunión.

— ¿Y que hago Gavi?

— Que te vayas a la sala de profesores a las 7 — me dijo. — No le falles, es importante Héctor — me advirtió y le cerré la puerta en la cara.

Pase mis manos por mi cara resoplando y me senté en el escritorio para hacer copiar los apuntes que me acababa de mandar Fermín.

Subrayé lo más importante e hice dibujitos para que me sea mas "fácil" a la hora de estudiar.

Me duché y baje a comer solo y sin ganas de hablar con nadie hasta que Marc se sentó a mi lado.

— ¿Qué te pasa bro? Estabas desaparecido hoy, no sabíamos nada de ti — me dijo y yo dejé mi móvil a un lado.

— Lo de siempre, Marc. Que estoy fatal — suspiré mirando a mi amigo.

— Nunca te había tan mal por una tía.

— Lucía es diferente...

— Yo creo que deberías de pedir ayuda — mi amigo hablo en un tono más ¿serio?. — Tal vez hablar con una persona madura y con confianza te puede ayudar o dar consejos, y hablo de que hables con una chica.

— Creo que tengo quien me ayude — dije y mi amigo sonrió.

De Sevilla a Barcelona ; Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora