Eh tenido un poco de tiempo para escribir esto que por cierto ya tenía muchas ganas de hacerlo y publicarlo. El personaje de Neuvillette me gusta mucho y quería escribir algo de él.
Creo que no hace falta que de explicaciones de mi ausencia pero como siempre digo estoy agradecida que aún lean todo lo que escribo después de mucho tiempo.
No tiene nada que ver pero me da un poco de tic el hecho de que la "ñ" no esté disponible para la fuente que uso para los títulos.
Sin más, empezamos.
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Créditos a: @ffluvy en Twitter (X)
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Un recuerdo vago de la nada se hizo presente en la mente de la chica. Ese efímero recuerdo se mantenía persistente en su memoria, día a día fantaseaba con encontrar aquel hombre misterioso que la sostenía con firmeza y delicadeza, mirándola atentamente, amándola como si el mundo fuera a acabarse al anuncio del ocaso.
"¿Existirá alguien así?"
Miraba a la nada, sintiendo la soledad a su alrededor, después de todo era solo una utopía. No era real, pero aún así una pequeña parte de ella deseaba que lo fuera. Después de todo apenas se acababa de mudar a la nación de la Justicia.
En su pequeña casa sólo habían cajas llenas de cosas que aún faltaban por desempacar, ademas de que no vivía en una calle muy concurrida por los transeúntes su trabajo le quedaba muy cerca. No era un trabajo muy divertido, pues consistía en estar todo el día acomodando y archivando expedientes de casos y demandas, ademas de proporcionar información de los expedientes que los abogados te pidan por supuesto.
Recargada en su escritorio, lentamente pasó la mirada por su pequeña oficina observando la sombra de todos los espacios vacíos en donde se supone que habrían muebles y algunas decoraciones.
Al cabo de un rato reaccionó y su mirada se dirigió al reloj que tenía en la pared izquierda, de un brinco se separó de su cómodo escritorio, se colocó sus zapatos, su abrigo y salió corriendo en dirección al Palacio de la Mermonia.
Una vez en la entrada del gran palacio se dispuso a tomar un poco de aire y acomodar un poco su desordenado cabello. Con ligeros golpes llamo a la puerta y está se abrió, camino por el terciopelo de la alfombra hasta llegar con la recepcionista.
