𝐓𝐡𝐞 𝐠𝐮𝐢𝐨𝐧𝐢𝐬𝐭; 𝐄𝐧𝐳𝐨 𝐕𝐨𝐠𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐜/ 𝐌𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐜𝐚𝐥𝐭.

𝓬.𝟎𝟏𝟑

Eva's Pov

El sentimiento que recorre a través de mi espina dorsal es indescriptible en cuanto Enzo reaparece entre la
mancha eterna de verde y los enormes árboles, pero esta vez abrazando algo que no logró divisar con claridad.
Mientras camina en mi dirección cada vez más cerca, noto que lo que trae en sus brazos, es un pequeño gatito.

Genuinamente soy incapaz de creer que Enzo se encuentra caminado hacia mí con un gato, rápidamente me acerco por mi cuenta, para verlo de cerca.

Es muy pequeño es anaranjado y tiene unos ojos que consiguen conquistarme en un segundo, trae un diminuto arnés puesto que me derrite por completo.

—¡Ay, Enzo! ¡No te lo creo!— Exclamó emocionada ante la sorpresa del pequeño animal que carga entre sus brazos.

—Yo se que no me corresponde, pero sentí que te haría bien— Responde mirándome tan profundamente que mi alma se encoge.

Se acerca para con delicadeza entregarme al pequeño gato, quien se encuentra bastante curioso con su alrededor, todo parece llamarme excesivamente la atención.

Lo tomo en mis brazos, sintiendo la suavidad de su pelaje. Inexplicable sensación que dudo alguna vez olvidaré, mi primera mascota, entre mis brazos, sus ojos me observan, al principio algo confundidos, pero poco le cuesta acostumbrarse a mi toque, pues de un minuto a otro, siento su ronroneo, casi en señal de agradecimiento.

—No tengo palabras para agradecerte, Enzo— Confieso sintiendo una pequeña lágrima caer a través de mi mejilla, al contrario de la mayoría de lágrimas que había presenciado el moreno frente a mi, esta era diferente, una de emoción pura, por el hermoso presente que me estaba entregando.

—No es nada, nena— Responde abrazándome con delicadeza para no lastimar al pequeño que se encuentra entre nosotros. —¿Sabes cómo lo vas a llamar?— Cuestiona intentando desviar el tema.

—¡Mango!— Respondo observando la mueca divertida que dibuja en su rostro, es un nombre inusual y lo tengo más que claro, pero no pude pensar en algo mejor, además los tonos de su pelaje se asimilan a un mango y eso me divierte muchísimo. —Si, mi vida, te vas a llamar mango—.

***

El resto del día de campo junto al nuevo integrante de la familia de Eva, fue perfecto. Enzo se sentía como el hombre más feliz del mundo con la imagen de la mujer de la cual lentamente se enamoraba más y más.
Se veía tan feliz junto a el pequeño animal y por la conexión que rápidamente establecieron, le sorprendía que la chica jamás hubiese tenido una mascota. Era realmente muy dulce con aquel felino.

Un par de vueltas por el parque bastaron para que mango y por supuesto su dueña quedaran por completo agotados, así que la imagen de Mango durmiendo en los brazos de Eva durante todo el camino a casa, es una que jamás quiere quitar de su mente. Así fue como rápidamente llegaron al apartamento de Eva, que con cuidado traslado a su mascota a su nuevo hogar, el pequeño se encontraba tan profundamente dormido, que ni siquiera despertó en cuanto Eva lo dejó en su propia cama.

Volviendo hacia la sala, para por fin encontrarse nuevamente a Enzo, el hombre que hasta ahora, se había metido de lleno en su corazón, nadie jamás había sido así de considerado con ella y eso le emocionaba, tanto como la asustaba, todas las relaciones empiezan de la misma manera. ¿Pero cómo terminan?

—¿Sigue dormido?— Cuestiona el moreno desde el sofá.

—Como una roca— Responde la chica con simpatía, sentándose junto a él, para obsérvalo, sus líneas de expresión son fascinantes.