—¿Ya te vas? —me preguntó Thomas, que salía de la casa con un tazón gigante de botanas.
—Creo que me quedaré un poco más. La reunión ha sido muy buena —le sonreí.
—¿Verdad? —puso una cara como si hubiera ganado la lotería —. Y tú qué no querías salir de casa
—mis planes siguen siendo mucho mejores —le dije
—¿deformarte el culo por estar centado en el sofá todo el día te parece un buen plan?
—me parece el mejor plan para hacer en un fin de semana—dije con una sonrisa
—No puedo creer que te cueste tanto admitir que tenía razón —soltó una pequeña risa—.Como sea, Gracias por venir, Oreste.
—Gracias a ti por obligarme a venir, Tommy —dije, mientras le ponía una mano en el hombro.—ire a tomar algo que no sea refresco o alcohol. Ya vuelvo.
— ¿Podrías ayudarme trayendo las bebidas que prepare junto con algo de hielo? Las dejé en el mesón de la cocina
—Claro—afirme mientras entraba a la casa
Al llegar a la cocina, fui por el jugo de naranja que habían dejado en el mesón al lado de las botellas de alcohol mezclado con otras bebidas. el jarrón Estaba por la mitad, como nadie tomaría, decidi tomarlo para mi. Mientras bebia, saqué mi celular y revisé unos comunicados que habían pasado al grupo del equipo sobre los juegos importantes del mes, entrenamientos, reuniones y no se cuántas mierdas mas. Mientras leía, escuché pasos a mis espaldas. Asumí que era alguno de los chicos, así que no me molesté en ver quién era. Al terminar mi jugo de naranja, me dispuse a volver al patio para ver en qué más podía ayudar. Pero, al voltearme, me topé con Hazel, que estaba de puntillas intentando alcanzar los vasos que estaban en las estanterías. Eso me hizo gracia y algo de ternura.
Espera… ¿Y yo desde cuándo puedo sentir eso?
Solté una pequeña risa, lo que la hizo voltearse.
—¿Necesitas ayuda?— le pregunté mientras me acercaba un poco y así estirar mi brazo para alcanzar los vasos y ponerlos a su disposición
—Gracias —dijo, sonriendo levemente. Sus ojos me miraban con curiosidad y asombro.
¿Eres hazel cierto?—obviamente sabía que se llamaba así
Si—contesto
Estás en una orquesta ¿No?—tambien obviamente sabía que estaba en una...
—Si, lo estoy— afirmó
Eso es increíble— Dije con sincerad, adoro la música y el simple hecho de que ella esté en una lo hace todavía mejor—¿Que instrumento tocas
—Supongo que lo es—respondio muy secamente y con una sonrisa que más que un sentimiento positivo denotaba aburrimiento—tocó el violín
Esto se me estaba complicando más de lo que me gustaría admitir, sus respuestas cada vez parecían ser más secas y directas sin embargo no me iba a rendir con tan poco, es cuestión de tiempo para que se le suelte la lengua.
—me encanta el violin, sus melodías son tan sublimes que armonizan con cualquier estilo musical —dije, intentando impresionarla, pues si hay algo que domino más que los deportes es la música.
Y logré lo que buscaba, dibujó una pequeña sonrisa y alzó una ceja.
—Veo que tienes buen oído, ¿tocas algún instrumento? —me hizo una pregunta por fin.
—No, la verdad es que no —dije, sinceramente—. Pero me encanta escuchar música de todo tipo, sobre todo el jazz—el jazz no es mi favorito, pero al ser un género que se llega a tocar en orquestas pensé que sería lo mejor para seguir hablando—Me parece increíble la sencillez y la creatividad de los artistas.
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La chica de los ojos verdes
RomanceOreste mavromatis es un chico de muy pocos amigos, y con una personalidad competitiva, reservada, pero arrogante debido a su gran fama y talento como atleta, sin embargo una chica lo llevaría a conocer un lado de si mismo que ni el mismo pensó que p...