Capítulo 3

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Capítulo III
Miseria

"La oscuridad puede ser más aterradora que la sangre"

Había despertado, de eso estaba segura, entonces ¿Por qué no puedo ver nada?

Lágrimas caían de mis ojos, cada una de ellas se sentía como ácido pasando por mi rostro haciendo que estas fueran en aumento.  Estaba sumamente confundida, quería gritar.

– Querida Cass, no aguantas para nada el dolor, no creo que sobrevivas siendo mi fuente de sangre, pero debes hacerlo, debes vivir. – Me decía el causante de mis heridas mientras lloraba, el dolor, había cesado, pero, el miedo no. Me acariciaba el cabello mientras temblaba, sabía claramente que si lo apartaba nada saldría bien. Lamentablemente había tenido que perder la vista para comprender aquello, realmente queria correr de aquí – Para que puedas estar aquí tendrás que seguir mis reglas, e incluso sí te portas bien podré regresar tu vista ¿Te agrada la idea Cass?

— Si — Respondí en tono bajo. No tanto por estar de acuerdo sino por el hecho de querer evitar problemas.

– Perfecto, mi querida Cass, me presentaré, soy tu ahora amo Haid Weidwerted y como te había dicho, para estar aquí seguirás una serie de normas. – su voz sonaba como si estuviera si se burlara de mí, quería insultarlo, maldecirlo y apuñalarlo por el dolor que me encontraba sintiendo, pero estaba tan cansada que no era más fuerte que un gusano aplastado—

1.- No intentaras escapar. Recuerda está ya que es muy importante. No querrás volver a experimentar cualquier castigo implementado por mi. Puede que cada uno sea peor que el anterior ya que disfruto del sadismo como un asalariado del fin de semana.

2.- Harás todo lo que te ordene. Incluso si no te parece ético, sí te da miedo o si suena absurdo. Tal vez para ti lo sea, pero para mí aburrimiento no, me gustaría que actuaras sumisa para no generar generarme migraña.

3.- No saldrás de la habitación a menos que te lo permita. Aunque tranquila, en tu estado estarás mejor ahí. – Se burló – No creo que quieras tropezar y perder ahora una pierna.

4.- No hablarás con nadie más y me dirás amo en presencia de otros. Sería vergonzoso que piensen que no he educado bien a mi Snack.

5.- Siempre vestirás de blanco, aunque bueno no creo que te moleste ya que no puedes ver. Cómo podrás notar, metafóricamente, no son normas muy complicadas, pero el que las rompas significa una tortura inevitable, al menos para ti ya que para mí sería un manjar. ¿Quedó claro?

– Si, amo.– Murmuré al tiempo que mordía mi labio con nerviosiso, honestamente todo sonaba patético, no comprendía nada de lo que sucedía y el miedo no se disminuía por nada del mundo. Aún me negaba a aceptar que esto no fuera un sueño. Un sueño mal elaborado y mal redactado por lo lamentable y patética que me vería acatando aquello, si bien no soy exactamente el alma más libre, no había decidido arriesgar mi estabilidad para adentrarme en un infierno peor que en quebme encontraba antes.

– Linda chica, ahora te dejaré en tu habitación.

Me tomó entre sus brazos y me condujo entre los pasillos, me sentía confundida y asustada, el no ver simplemente conseguía que tuviera un nivel de ansiedad más alto. De hecho, el ir de su brazo me provocaba incluso más terror que no ver. Me estaba sosteniendo de una bomba de tiempo. Una caja de pandora.

– Ya hemos llegado hermosa, perdona sí hace un rato te espantaron los cadáveres hacía ya mucho que no me alimentaba.– ¿Enserio me hablaba de cadáveres cuando me acababa de dejar ciega? Aunque lo que mas me sorprendia era su tono de voz, era un psicopata jugando con su victima, y en este caso yo era la victima– Aunque debo admitir que ninguno de ellos tiene una sangre como la tuya. – Su comentario hizo que cubriera mi cuello rápidamente. Provocándole una pequeña risa que erizo mi piel.

Por la Sangre de la Novia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora