semana vaggie

Humano (La playa)Resumen:

"¡Vamos, dímelo!"

"No."

"Aw, vamos Vaggie."

"¡He dicho que no!" Murmuró y se cruzó de brazos, apartando la cabeza de la araña rosa.

"¿Por favor~?" Ángel sonrió satisfecho y se inclinó hacia el demonio polilla enojado. Estaban sentados en el sofá rosa oscuro. Vaggie entrecerró los ojos y cruzó los brazos bajo el pecho. "Sal de mi vista, Ángel". Gruñó y se negó a mirarle.

Ángel resopló y se dejó caer en el sofá. Cruzó los brazos. Se apartó un poco de pelo blanco y rosa de la cara. "No te diviertes". murmuró.

"¿Divertido?" Los ojos de Vaggie se entrecerraron en él. "¡Imbécil! No quiero hablar de cómo morí". Le gritó en la cara. Haciéndole poner los ojos en blanco.

"¿Por qué no?"

Vaggie se burló y giró la cabeza hacia otro lado. "¡Porque sí! No quiero pensar en ello".

Angel se sentó hacia delante. "¿Echas de menos estar viva?" preguntó. "Quiero decir, en realidad podrías seguir vivo ahora mismo." Se arrastró un poco. "Sabes que puedes decírmelo". Dijo en voz baja, con una pizca de tristeza y preocupación en los ojos.

Vaggie giró la cabeza y suspiró. "I ..." Un suave suspiro pasó por sus labios. "No quiero hablar de ello".

Un pequeño ceño frunció los labios de Ángel, pero no insistió más. Se quedó a su lado y se hizo el silencio. Permanecieron sentados en triste silencio durante unos instantes que parecieron eternos. Hasta que fue roto por Vaggie

"Echo de menos la playa". Susurró suavemente, con los ojos bajos. "Me pasaba horas en el mar, cada mañana, viendo salir el sol. Sintiendo el agua salada calentarse y las nubes rodar sobre mí". Una pequeña sonrisa curvó sus labios, sin embargo, la mirada se desplazó hacia abajo, y un pequeño ceño fruncido curvó sus labios.  "Echo de menos eso". Admitió suavemente.

Los ojos de Ángel se suavizaron. Iba a hablar, pero los ojos se desviaron hacia Charlie que entraba, dirigiéndose a la barra donde Husk estaba sentado.

Charlie se quedó en la barra, pero miró hacia ellos, dedicándoles una cálida sonrisa y un pequeño saludo.

Una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Vaggie, que saludó con la mano. Sin embargo, cuando Charlie se centró en el gato borracho que estaba detrás de la barra, la sonrisa de Vaggie se desvaneció. El pelo le resbaló por la cara y una respiración pesada pasó por sus labios.

La preocupación apareció en los ojos de Ángel. Sus ojos se desviaron hacia Charlie, que miró, los ojos se ablandaron en la miserable polilla. Ángel miró de nuevo a Vaggie y le dio un codazo juguetón: "Ella ya está feliz aquí", inclinó la cabeza hacia la Princesa.

Vaggie lo miró a él y luego a Charlie, que se paseaba de un lado a otro de la barra dándole a Husk un discurso inspirador. El Gato gimió y se sirvió otra copa. Vaggie no pudo evitar soltar una pequeña carcajada, suave como la miel, mientras un suave rubor empolvaba sus mejillas. "Sí... ella hace que el infierno no sea tan malo...". Miró a la princesa y su sonrisa se animó ligeramente.