Ni un rayo de sol asomaba entre las nubes, mientras el viento agitaba la ventana tapiada. La pequeña choza de Dan era oscura y lúgubre, llena de viejos recuerdos. Un colchón con las viejas sábanas floreadas de su abuela, el lugar desparramado de objetos que ya no tenían sólo un uso práctico pero que Dan conservaba por valor sentimental. Dan corría frenéticamente de un lado a otro preparándose para el trabajo, asegurándose de que tenía todo en su bolso mientras sorbía una taza de café instantáneo. Había pasado cerca de un mes desde su excursión nocturna con los hombres de la organización BLACK. Aquella noche en el oscuro sótano le pareció tan surrealista. Lo único que recordaba Dan era la mirada del Sr. Joo, como la de un depredador que se fija en su presa.
Toc, toc.
El repentino golpe en la puerta interrumpió la ensoñación de Dan. Se lavó rápidamente la cara y se arregló el pelo antes de contestar.
"Hola, ¿quién es?"
"Tengo un paquete para el Sr. Kim Dan, Señor."
¿Un paquete? ¿Pero yo no he pedido nada?
Dan abrió la puerta para averiguar de qué se trataba el paquete. El repartidor le entregó una caja de aspecto elegante envuelta en papel de regalo rojo.
"Lo siento, debe de haberse equivocado de dirección, yo no he pedido nada, y menos algo tan lujoso".
"Pero la dirección y el nombre coinciden, señor".
Era tal y como decía el chico, la dirección y el nombre coincidían con los de Dan, así que éste decidió quitarle la caja de las manos e investigar de dónde podía haber salido.
"Si eso es todo, que tenga un buen día, señor."
"Gracias, usted también".
Dan cerró la puerta y el chico se fue. Justo cuando bajaba las escaleras y doblaba la esquina, se acercó al BMW negro aparcado y llamó a la ventanilla tintada. La ventanilla se bajó e hizo contacto visual con el Sr. Park.
"Ya está hecho. Ahora, ¿dónde está mi dinero?".
El Sr. Park sacó un sobre, se lo entregó al repartidor y se marchó a toda velocidad en el BMW. El chico vio cómo el coche desaparecía en la distancia y luego sacó el dinero del sobre para contarlo. El chico sonrió al comprobar el dinero.
"Hombre, no me puedo creer que ese tipo me haya dado todo este dinero sólo por entregar una caja en esa choza destartalada. Hoy debe ser mi día de suerte".
De vuelta en casa de Dan, éste inspeccionaba a fondo la misteriosa caja. No había código de barras ni remitente. El paquete tampoco pesaba. En la parte superior parecía suave como la ropa y en la inferior algo duro.
¿Qué hago con él? ¿Lo abro? No... Esto puede esperar, tengo que ir a trabajar.
Mientras Dan estaba de pie con la taza de café en la mano, tratando de averiguar qué hacer a continuación, su teléfono comenzó a sonar. En la pantalla aparecía un número desconocido.
¿Qué demonios? ¿Quién es?
"Hola, soy Kim Dan. ¿Quién es?"
Dan lo cogió sin pensar. Dio un sorbo a su café mientras esperaba una respuesta.
"Me alegro de oír tu voz de nuevo, Doc. Soy Joo Jaekyung".
Oír de nuevo esa voz sórdida hizo que Dan se atragantara con su café. Entonces, se hizo un silencio incómodo.
"Jaa... ¿estás bien?"
Dan se aclaró la garganta y decidió averiguar cuál era el motivo de esa llamada, después de un mes de silencio por parte de los suyos.
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Límite - Jinx
FanficDesesperado por conseguir dinero, Kim Dan decide hacer algo que le causa un dilema. Decide ayudar al infame gobernante del submundo criminal, Joo Jaekyung. Cuando sus mundos chocan, Dan descubre que las líneas se difuminan y que las cosas no son tan...