Antagonista: Britney Diamonds [BORRADOR]

Capítulo 25

Capítulo 25: Se reanuda la batalla

Britney Santos.

Lo sabe.

Lo supe antes de escuchar su grito, lo supe cuando vi que entro a mi habitación con los ojos desenfocados.

Lo supe cuando me fije en la cámara que esta estratégicamente incrustada en el marco de mi espejo.

Bajo descalza, corriendo hasta el salón, pero el ya se ha ido, su celular está hecho añicos en el suelo, miro el aparato con miedo.

Joder.

Siento mi estómago revolverse y la bilis subirme por la garganta.

Me obligo a correr hasta uno de los baños que hay en el primer piso y descargar mi vomito ahí.

Yo sabía que las noches de paz llegarían a su fin, nunca esperé que sea tan pronto.

(...)

Narrador Omnisciente

Akon Santos salió de su casa escupiendo cual perro rabioso, extendió la mano y uno de sus guardias le pasó un teléfono y llamó a su hermano.

—Localiza a Dylan, el antiguo escolta de Britney.

Cuando su hermano confirmo que lo haría, Santos se subió a su auto y apretó el acelerador hasta el fondo.

Quería morirse, o matar a alguien, específicamente al pobre desgraciado que se atrevió a meterse entre las piernas se su esposa. A Britney también quería ahorcarla, pero si la mata, el sufrirá, y no piensa sufrir por aquella escoria.

Pero esta no la va a dejar pasar, que ni lo piense.

Lo traicionó en sus narices, con su propio guardaespaldas.

Apretando los dientes comenzó a golpear el  volante con saña.

"Me mataste con silenciador"

Pensó y justo en ese momento su hermano le había mandado la ubicación de Dylan en tiempo real.

Dio un giro bruscamente y comenzó a dirigir el auto en la dirección contraria persiguiendo el punto rojo que marcaba la pantalla del GPS.

Dylan se dirigía al condado vecino, tenía entendido que hay todavía existía un pequeño aeropuerto que no le pertenecía a Santos.

Le bloquean el camino.

El pánico comienza a subir por su columna vertebral al reconocer las camionetas que una vez el conducio. Pero lo que le hizo palidecer fue ver el Rolls-Royce que una vez el respaldo.

Sus antiguos compañeros bajan de las camionetas y lo comienzan a apuntar con los mismo rifles que una vez el manejo. Seis de ellos solamente, pero después de trabajar con ellos un par de años, Dylan sabe que es imposible burlarlos y mucho menos utilizar sentimentalismos con ellos, los hombres que escoltan a Akon Santos deben de convertirse en piedras insensibles. El no lo hizo, dejó que esa bruja se metiera bajo de su piel, aún sabiendo que perdería la batalla antes de empezarla.