Verano de 1929.
El balneario de Cartagena estaba rebosante de gente aquél día de Enero. Gente de todas las edades, provenientes de toda la zona centro del país, y de todas clases sociales, disfrutaban de un panorama que gracias a la bonanza económica de la República de Chile se hacía cada vez más habitual: ir a la playa en meses de verano.
Los hombres, sudorosos por la vestimenta formal, se dedicaban a comer, a leer y a pasar tiempo con sus familias, los más atrevidos se despojaban de la vestimenta típica del Chileno, disfrutando el día con sus trajes de baño de una pieza, haciendo deporte y bañándose en el mar. Las mujeres caminaban acaloradas ante la imposición moral del uso de aquellos grandes vestidos en lugares públicos, protegidas con sus quitasoles y tomando aire fresco con sus abanicos, con muchas deseando poder refrescarse en el gran mar, y otras preocupadas de que no se violen ninguna de las normas de la época. Los niños y jóvenes solamente se dedicaban a correr por la arena, disfrutando la inocencia de la infancia y los juegos que la acompañaban, después de todo, varios de ellos trabajaban para ayudar a sus familias.
Una postal curiosa se presentó en el lugar cuando un montón de hombres se juntó ante el hipnotizante discurso de una gitana, que a pesar de su notable suciedad por el trayecto que había tenido que recorrer para llegar a la playa y los sonidos metálicos que pronunciaban el sinnumero de amuletos que esta llevaba sobre su desgastadas ropas marrones, promocionaba sus productos como si de la política más habil se tratase, llamando la atención de cualquier persona que pasara por ahí.
— ... y a ustedes les digo caseritos!!! — la gitana se paseó ante su audiencia agitando rústicos amuletos metálicos que impactaban con rosarios confeccionados con piedras de distintos colores —, ¡estos son amuletos traídos directamente desde el Aquelarre de Machu Pichu!
— ¿Y para qué sirven esos, oiga? — un acalorado hombre formal, con el rostro colorado bajo su sombrero de copa, inquirió a la gitana —, ¿pueden ver el futuro?
— ¡Por supuesto que pueden, mi casero! — la gitana se acercó al hombre y puso uno de sus tantos amuletos color verde frente a él —, ¡el verde es el arcano de los oráculos!, a este se encomiendan todos los adeptos que ven el futuro, vamos a ver que le depara el destino.
La gitana estuvo parada un par de minutos frente al hombre, colocando el amuleto al frente de su rostro, estando en esa posición hasta que la joya se movió un poco producto del viento.
— ¡¡¡Hablaron los arcanos!!! — la bruja apartó el abalorio de la vista del hombre ante el asombro del público —, ¿usted trabaja en alguna empresa?
— Eh — el hombre, nervioso, intentaba aflojar su camisa —, sí, trabajo en una maestranza para los ferrocarriles...
— ¿No ha sentido que le están haciendo mal de ojo?, ¿algún conflicto con un compañero?
— Ahora que lo menciona... esta semana tuve una fea discusión con un compañero oiga... casi nos fuimos a los golpes y capacito tenga que volver a pelear.
ESTÁS LEYENDO
[Spin Off] Eterna: 1930
FantasyChile, 1932. Luego de que la Gran Depresión azotara al país como un vendaval, la convulsión política y social llega a su punto más álgido en el momento en el que, luego de un levantamiento masivo, el presidente Ibañez del Campo es derrocado. Suces...