26.Santa.

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Lo veía ser feliz, reír y vivir siempre colgado de ese imbécil, que parecía idiota cada vez que Prem sonreía, sonrisas que alguna vez fueron suyas, pero que su idiotez alejó, apretaba sus labios cuando los del peli negro tocaban los de Boun.

— Ya déjalo, no vale la pena.

— Tal vez para ti no lo vale — apretando los dientes — pero para mí vale, y mucho.

Tenía que hacer que Prem volviera a ser suyo, sacarlo de los brazos de Boun y hacer lo que debió hacer cuando fue suyo.

Feliz.

— ¿Qué dicen?

— No lo sé, Jimin, a Nam no le gusta eso de que salga solo — lo miraron — ya saben por los chicos malos y eso.

— Me huele más a celos que a otra cosa — Pico Prem.

— A Yoongi tampoco le hace gracia, pero tampoco pone peros, sabe que, aparte de su novio, también tengo vida propia y a ustedes.

— De Jungkook, ni que decir, sabe que si dice pío se acaba.

— ¡Por dios Tae, pobre chico!

— Pobre ni que nada, me lo debe, Jin — se detuvieron, Tae suspiro — cuando teníamos poco de ser pareja de manera oficial, una chica se le fue encima y lo beso, y él no dijo ni hizo nada, solo porque era la hermana menor de uno de sus en ese momento amigo cercano, lo tomo como una cosa inocente— dijo a modo de burla — estuve semanas sin hablarle, y cuando al fin lo hice, fue con esa condición, que yo haría lo que quisiera y el calladito, sabe qué podre ser y hacer, pero que jamás lo engañaría, lo amo a pesar de todo.

— Aww, tan tierno mi Tete — Prem se le fue encima y le dio un beso en la mejilla, justo cuando los celosos aparecían a sus espaldas — eres tan lindo.

—¡Ejem! — se separó lento y miró tras los demás, notando la poco amistosa mirada de su rubio, que no le hacía ni media gracia lo cercano que Prem era con Tae, por muy pasiva que este fuera — ¿Me tengo que preocupar?

— Depende, del uno al diez, en qué...

— Cien — dijo serio mirando a Tae, que pasó saliva y se alejó lento del peli negro, que solo puchereo, por dentro amaba los celos de su novio.

— Ok, todo tuyo — lo empujo suave, haciendo que llegara a los brazos de quien no contuvo el baboso beso que le dio, marcando así terreno.

— Y pensar que no lo quería — susurró Jimin.

— Ver con otro, eso no quería —apoyó Jin.

No pudieron evitar reír.

Pasaba casi la última hora de clases del día, cuando la puerta del aula se abrió, entrando por esta un hombre.

— Buenas tardes, busco a Park Jimin? — dijo mirando a todos, mismos que miraron al rubio que solo pasó saliva — ¿Eres tú?

— Sí.

— Necesito que salgas, por favor, ocurrió algo y... — no tardó ni dos segundos en estar de pie, dejando de paso todas sus cosas en la mesa.

— ¿Qué pasó, mis padres están bien?

— Ven conmigo, por favor — miró al maestro que le indicó salir, siguió al hombre hasta el primer piso, donde, en vez de ir hacia la entrada principal, salió por una puerta de emergencia.

— Por favor, solo dígame qué paso, es algo de mis padres o... — se detuvo haciendo que él también lo hiciera y en cuanto se dio la vuelta, sintió un jalón desde su espalda y como algo húmedo y de olor pesado era puesto en su cara, para segundos después caer dormido en los brazos de quien sonreía de forma macabra.

— Listo, faltan 3.

— Vamos.

Uno a uno los chicos fueron sacados de sus salones y metidos en aquel furgón que decía, Donut and Pie, siendo Prem el último en caer en aquella trampa.

Cuando la hora de salida llegó, Suga miraba el edificio esperando ver a su lindo rubio salir disparado a sus brazos, pero por más que espero, este no aparecía, por lo que entró y subió hasta el piso donde estaba el salón de este.

— ¿Cómo que no volvió?

— Un señor vino y se lo llevó, dijo que algo había pasado y salieron, pero Jimin jamás volvió — de su brazo descolgó la mochila del rubio — sus cosas están aquí, hasta su móvil, salió tan rápido que lo dejó sobre la mesa — algo pico en pecho.

— Gracias — y si bien tuvo la intención de llamar a sus suegros, prefirió esperar y ver qué podía averiguar por las suyas, antes de asustar a los demás — ¿qué dijiste?

— Alguien se llevó a Jin, un tipo lo fue a buscar y ahora nadie sabe dónde se metió o qué pasó — se veían tan o más nervios de lo que él estaba, y justo cuando estaba creyendo que esto no era coincidencia.

— Su compañero dice que, a él y Tae se los llevó y tipo con overol y que ya no regresaron, que algo había pasado con su familia, pero llamé a mi suegra y ella está bien, jamás mandó por Prem...

— Suga!

— ¡Jungkook! — notaron lo agitado que respiraba.

— Algo le pasó a Tae — nervioso.

— ¿Algo como qué?

— ¿No lo sé, lo llamó, pero no responde?—y fue que notó la mochila de su novio en las manos de Boun — ¿Qué haces con esto?

— Ellos las dejaron, luego de que un tipo se los llevará a Dios, sabe dónde — buscar dentro, notando el móvil de su novio, con las casi 30 llamadas que le había hecho — Suga...

—Boun! — vieron a Hobi correr hacia ellos, con un chico a su lado — tenemos problemas y son enormes — agitado, casi ahogado por correr — dile — respirando rápido — dile lo que viste.

— Alguien se llevó a tu novio — y el pecho dolió — escuché al chico ese, que molesta a Prem, dijo que los tenía y que ahora sí podría hacer que este lo perdonara — y la rabia apreció por su cuerpo, si ese enfermo tan solo tocaba un pelo de su Prem, lo mataría.

— ¿Dónde?

— Cerca de los baños antiguos, estaba con Satoshi, creo que ellos traman algo malo — y claro que les hizo sentido, si todos habían sido llevados, eso era una venganza.

Solo los miro, si Sato y Santa querían una guerra, había buscado una que no ganarían, porque algo era seguro, primero muertos a dejar que alguien tocara lo que era valioso para ellos.

El primero en despertar fue Prem, quien se removió un poco y notó cómo sus manos y pies estaban atados, lo tenían sentado, y para peor y lo que más le dolía amordazado, no podría ni siquiera gritarle a los tarados.

Miró a su alrededor y notó a sus amigos, todos al igual que él, atados, en cuanto al lugar, era lúgubre, parecía una bodega o sótano, pero muy grande, sin ruidos provenientes del exterior, lo que decía que estaban lejos de la ciudad.

Soltó el aire, en un suspiro lastimero, y cerró los ojos; necesitaba pensar.

— Hola, mi Prem... —Los abrió de golpe al oír aquella voz, proveniente de su espalda — al fin, te tengo solo para mí, amor — vio aquella figura aparecer y todo su cuerpo tembló.

Era Santa.

*

.Chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora