27 .Mi Boun.

561 55 0
                                    


*

Tenía que ser la más puta de las bromas.

— Hola mi hermoso, Prem — es que si no era eso, entonces no sé — lamento tener que traerte así, pero sabía que por las buenas no aceptarías — dios, como me gustaría poder decirle lo que pienso, pero claro me amordazo por lo mismo supongo — te quitaré esto, pero si te pones intenso lo volveré a colocar.

Sentí cómo aflojaba la mordaza y les juro que salió como un vómito, un relajante y terapéutico vómito.

— ¡Se puede saber, qué mierda estás pensando, cómo se te ocurre secuestrarme, pedazo de mierda! ¿Acaso perdiste un tornillo? ¿Qué tan imbécil tienes que ser para creer que yo quiero hablar y más aún estar en el mismo espacio que tú... — digamos que no dure mucho, sin la mordaza.

— Te dije que te calmaras, necesito que me escuches, Prem.

— Mmmn mmm — de reojo noto cómo Jin también comienza a despertar, más desorientado que yo, lo que me hace preguntarme, si quiere hablar conmigo, por carajo trajo a los demás.

— Escucha, yo... — movía mis manos, pero las cuerdas estaban muy apretadas, dolía, pero de alguna forma tengo que soltarme de aquí — sé que no soy el mejor hombre y menos el mejor novio contigo, fui inmaduro, y me deje llevar por lo que los demás decían, no quería quedar mal — genial ahora descubrió lo que yo ya sabía, rodé la mirada, notando a Tae también volver al mundo de la conciencia.

Solo faltaba que Jimin lo hiciera, y el que se estuviera tardando, me estaba preocupando.

— Awa ab a wa... — quería que me dejara hablar, decirle hasta de qué moriría su perro si es que tenía.

— Prem, yo te amo — suspiré rabioso, porque cuando la gente te ve feliz tratan de cagarte el momento, de nada me sirve que ahora me ame, no cuando yo sentía eso por él, le valió un mango — te amo y quiero que me des una oportunidad, de probarte que puedo ser alguien bueno para ti.

En serio quiero que Boun entre por algún lado y lo mande a la luna.

— ¡Mmmm! — miró a Jin, quien buscaba también hablarle.

— Silencio, cara de muñeco, mi asunto no es contigo — escupe — pero, por otro lado — miró sobre su hombro por donde aparecía a quien nadie quiere cerca — Sato, si tiene temas que tratar con ustedes — esto pintaba mal, no había ser, en el campus que no supiera quién era Satoshi Ishikawa.

Me bastó solo ver la mirada asustada de Tae y Jin, ellos intuían que esto no terminaría bien, lo que fuera que ellos sentían que tenían con nosotros, sería malo.

Me moví un poco, tratando de llamar la atención de Santa, necesitaba que me dejara hablar, me miró y sonrió.

— ¿Te comportas? — asentí — bien, confiaré en ti, amor — cuando al fin mi boca estuvo libre, respiré profundo.

— ¿Qué es lo que intentan? —pregunté bajo, sin querer alterar al idiota, y a Satoshi.

Me miró.

— Santa, tiene asuntos contigo — lamió sus labios y volvió su vista a Jin, quien pasó saliva —. Por mi parte tengo algunos asuntos que me gustaría tratar con la perra de Nam — dijo mientras hacía sonar sus nudillos.

— ¿Y por qué no lo haces con él? — Sabía bien que mi mejor habilidad, es sacar de quicio a la gente, y si eso salvaba a los demás de las garras de Sato.

Obvio lo haría.

Una macabra sonrisa se dibujó en sus labios; este tipo da de verdad miedo.

— Porque me divierte más, ver cómo sufren a través de otros — de su bolsillo sacó una navaja, y la pasó por la mejilla de Jin, note claro aquella lágrima, mi amigo tenía miedo.

— ¡Valiente con alguien atado, verdad! —Todos miramos a Tae, quien no sé cómo rayos logró sacar la cinta de su boca — en una pelea justa no ganas pelmazo, por eso buscas la ventaja.

— Tete — susurré, caminó hasta él y antes de decir algo, le cruzó la cara de un golpe, que sono doloroso, su nariz sangró.

— ¡No lo toques! — grité — no vuelvas a tocarlo, ¿oíste!?

— O lo controlas, o también tocará — amenazó.

— ¡Suéltame y veamos quién gana, maldito, cobarde!

— Prem...

— Y tú ni me hables, cómo se te puede ocurrir, unirte a este. ¡Psicópata! Sabía que eres tonto, pero no imaginé que tanto... — nuevamente, trató de tapar mi boca, pero lo mordí.

— ¡Mierda! — se quejó, me miró fijo y a mano cerrada me dio un golpe en el estómago, sacándome el aire, respirar dolio.

— ¡Deja a Prem! — esta vez fue la voz de Jimin la que llenó el ambiente — no lo toques, hijo de puta!

Y como era obvio, Santa caminó hasta él y también lo golpeó, no estaba jugando.

— ¡Jimin!

— Machito de cuarta, ¡solo así eres capaz de golpear, no!?

— ¡Desátame y veamos quién golpea más fuerte!

En segundos, los tres gritamos, sabíamos los riesgos, pero tampoco nos dejaremos, porque, al final, también somos hombres.

— Como no pudiste con los chicos, buscan desquitarse con nosotros, ¡qué valiente! Supongo que Nam y Suga te dieron en el orgullo más de una vez, por eso tu maldito resentimiento, ¿pero qué crees? Esto no te hace ver mejor, por el contrario — me miró y comenzó a caminar hasta mí — solo demuestra lo cobarde que eres, así como lo mierda... — y le hubiera gritado más, pero les juro que aquel diente que voló de mi boca, me lo impidió, el golpe fue tal, que la silla quedó de lado en el suelo, conmigo amarrada a ella — hi-hijo de puta — escupí, viendo la sangre salir.

— El trato era... — vi cómo tomó a Santa y la levantó del suelo — que-que haces?

— Crees que me importa el trato, si no lo callas lo haré yo, Santa, y créeme, no volverá a abrir la boca.

Lo soltó, haciendo que quedará de culo al suelo, supongo que ahora entiende con qué tipo de persona hizo trato.

— ¡Ahora malditas, perras! — mirándonos a todos — ¿con quién me divertiré primero? — relamiendo sus labios y tocando su entrepierna, de forma obscena — supongo que serás tu muñeca.

— ¡No, te le acerques!

— ¡Ni te atrevas a tocarle un pelo, me oíste!

— ¡Deja a Jin! —

— Te-te das cuenta al — respiré profundo, me dolía la boca — al monstruo que liberaste? — Vi cómo Santa llegó hasta mí, y me levantó, su rostro parecía preocupado, pero de un segundo cambio — detén esto... — Sentí sus labios sobre los míos, y les juro que quise vomitar, me removí, pero me sujeto fuerte hasta el punto de lastimarme — no me toques — le escupí, pero él solo sonrió.

— Creo que olvidas algo, mi Prem — comenzó a bajar sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi pantalón.

— Jin! No, por favor, déjalo — me moví un poco y vi cómo ese animal estaba golpeándolo.

— ¡Ya déjalo! — los chicos se removían y buscaban la forma de soltarse, pero no podían, ninguno podía — ¡Lo lastimas!

— Santa, te lo pido, detén esto —supliqué — hago lo que quieras, pero no permitas que lastimen a Jin.

— ¡Vamos, perra, llora, llama a tu amado, Nam!

— Santa, te lo ruego, haz que pare.

— ¡Jin!

Miró sobre su hombro, pero lejos de decir o hacer algo, solo sonrió, para después volver hacia mí.

— San...

— Cuando tenga lo que quiero de ti, veré si hago algo — desato mi cinturón, para después seguir con mis pantalones, era claro que quería — dependerá de lo bien que te portes conmigo, mi Prem — y me asqueo sentir sus manos sobre mi miembro, lo vi arrodillarse y solo cerré los ojos, pidiéndole a todos los santos habidos y por a ver, que alguien llegará a detener esto.

Ojalá y sea mi Boun.

*

*

.Chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora