Caido

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Caída

Caída

Caída

¡CRASH!

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Vagatha soltó un gemido mientras abría lentamente los ojos.

Al ajustar la vista, vio que estaba tumbada en una cama roja. Al levantar la vista, vio un techo rojo con dibujos muy demoníacos.

Se estremeció y giró la cabeza para ver diseños similares en las paredes...

¿Dónde estaba?

"Tanto... rojo..." Murmuró para sí misma.

Era muy diferente de los azules claros, amarillos y blancos a los que se había acostumbrado en el cielo...

Se levantó lentamente.

Ahora que su visión era clara, podía ver que parecía estar en una especie de dormitorio. El dormitorio de quién era un misterio.

Vagatha volvió a gemir. Se movió para estirar sus alas-

Espera...

Movió la mano hacia atrás, esperando sentir la suave pelusa de sus plumas. Pero sus dedos tocaron la piel desnuda de su espalda.

No....

Tropezó con la cama y cayó al suelo con un ruido sordo.

Gimió y se levantó. Vio un gran espejo y se arrastró hasta él.

Lentamente, se levantó y miró su reflejo.

En el espejo esperaba ver a un ángel. Un santo con alas y aureola, con la misma piel morena y el mismo pelo que tenía cuando estaba viva...

En lugar de eso, vio a un ser envuelto en vendas, con la piel y el pelo grises... sin alas ni aureola a la vista.

Jadeó. Al retroceder, asustada, volvió a caer al suelo.

Gimió, retrocedió contra el pozo y se hizo un ovillo.

Ahora recordaba. La habían expulsado del cielo. Le quitaron las alas y la aureola...

Y ahora era una pecadora, destinada a pudrirse en el infierno por toda la eternidad.

Entonces oyó que llamaban a la puerta.

Se estremeció al oírlo. Entonces empezó a mirar a su alrededor en busca de un arma para defenderse.

Por desgracia, el dormitorio estaba casi vacío. Aparte de la cama, el armario, la mesita de noche y el espejo, no había nada.

La puerta se abrió.

Allí estaba....¿un demonio?

Los ojos de Vagatha se abrieron de par en par al verla.

Este "demonio" no era lo que ella esperaba ver, por no decir otra cosa. Tenía el pelo largo y rubio, los ojos grandes y rojos y las mejillas sonrosadas.

Vagatha se quedó mirándola. Este "demonio" (si es que podía llamarlo así) se parecía mucho más a una muñeca o incluso a un peluche. No se parecía en nada a las ilustraciones gráficas que le habían mostrado en el cielo.

El demonio la miró fijamente a los ojos.

"¡Oh, estás despierta!" dijo alegremente, acercándose a ella.

Vagatha gimió y volvió a hacerse un ovillo. Tenía miedo de lo que aquel demonio planeaba hacerle.

Oyó que el demonio se detenía en seco. Entonces sintió una mano en el hombro. Se estremeció y levantó lentamente la vista.

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