TWO

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En el momento en que el padre Ben les ordenó subir las escaleras, enunciando los números de las habitaciones donde  cada uno debía servir, su corazón no había dejado de correr a mil latidos por minuto. 

Subió obedientemente los escalones, uniendo sus dedos con los de Katie y haciendo una mueca de ánimo a Daniel. 

Estaban bien entrenados. 

Bien preparados. No se desviaban ni se detenían.

En silencio, todos se separaron al llegar a sus respectivos dormitorios, esclavizados hasta el final al cerrar las puertas de su colectiva miseria. 

Detrás de esas puertas cerradas se escuchaban los sonidos de saludos complacidos y bienvenidas sórdidas, que anudaban las entrañas de Taehyung en gruñidos de dolor. 

Fue insoportable para él dejar que Katie se le escapara de las manos al llegar a su dormitorio. Ella captó su mirada. 

Asintió una vez, estoica.

—Está bien, Tae. Te veré más tarde, ¿de acuerdo?

Taehyung tenía tantas ganas de abrazarla, de robarla, de huir con ella. Huir con todos sus hermanos.

Pero su única opción era asentir y dejarla ir. Decirle adiós de buena gana mientras se adentraba en otra noche de violación. 

Fue el último en salir del pasillo.

Solo al final, escuchó el último chasquido de una puerta al cerrarse y se tomó un segundo para prepararse. Él volvería a ver a sus hermanos o no lo haría. 

Aquello funcionaría o fracasaría. 

Lo más probable era que él muriera esa noche porque, aunque tuviera éxito, Taehyung dudaba que estuviera con vida para ver el amanecer.

Su mandíbula se apretó mientras el sonido de la risa masculina iba y venía. 

Una risa de pedófilo que probablemente ya tenía a Amber atada y desnuda sobre su 

cama. 

Sí, él estaba seguro.

Prefería que todos murieran esa noche antes de soportar más de aquello.

Si tenía que matar a todos, incluyendo a sus hermanos, para ser libres, así lo haría. 

Tocando su cuchillo por última vez, se enderezó, volvió hacia la puerta y cruzó el umbral para atender al señor y señora Tophson.

—Llegas tarde, muchacho. —El Sr. Tophson estaba de pie junto a la chimenea, con su polla ya dura gracias a una píldora azul que siempre tomaba. 

Taehyung lo observaba, su desnudez era obscena, con las llamas incandescentes resaltando una barriga cervecera, unas bolas enormes y una erección furiosa y roja. 

—No lo regañes, tesoro. —La Sra. Tophson estaba tumbada en la cama en una pose que solo a ella le parecía seductora. Su camisón transparente estaba abierto, revelando un pecho regordete.

Taehyung suspiró profundamente y cambió ligeramente de posición a la vez que el Sr. Tophson se acercaba a él.

—Simón dice… quítate la ropa —comenzó—. Necesito tu culo apretado y mi mujer necesita tu talentosa lengua.

Ocultó su escalofrío, su absoluta repugnancia, y asintió como un buen esclavo. 

Tirando de la camiseta por encima de su cabeza, se acercó a la cama, ignorando la forma en la que los ojos de la señora Tophson recorrían su pecho de diecinueve años. 

SIMÓN DICE [KHT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora