FOUR

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Su cuchillo se mantuvo fuertemente en su mano, salió de la habitación con Katie detrás hacia Liv.

Él no recordaba mucho después de eso.

No era más que un borrón.

Taehyung estaba luchando.

Liberando.

Matando.

Matando.

Matando.

No, salvando.

Salvando a su familia, a sus hermanos.

Se abrió paso por el pasillo, sus pisadas descalzas dejaban huellas carmesí en la costosa alfombra. A medida que cada uno de los miembros de su familia eran
liberados, se alineaban en una fila detrás de él.

Vigilaban su espalda mientras acababa con los dieciocho jugadores y convertía el suelo de cada dormitorio en una tumba.

Gracias al padre Ben, en su mayoría ciego, y a sus dos guardias tontos, los gritos ahogados y los gritos de auxilio cuando Taehyung entraba en las habitaciones y se lanzaba sobre los jugadores del Kínder Gottes, ellos lo consideraban como gemidos de pasión.

Los pasillos siempre resonaban con gritos en noches como esas.

Ese día no era diferente. La única diferencia era que los huéspedes eran los que sangraban esa noche, no ellos.

Una vez cortada la última garganta, Taehyung miró a su familia a medio vestir, conmocionada, y les ordenó que se quedaran arriba.

—Quédense aquí hasta que les diga que es seguro correr, luego vayan al dormitorio, empaquen lo que necesiten y estén listos.

Debía cometer tres asesinatos más. Únicamente él.

Amber y Jetro se acercaron.

—Iremos contigo.

—No. —Negó—. Yo me encargo de esto. Tienen que encontrar a Demian. Lo solté hoy temprano, pero no creo que haya llegado lejos.

—¿Demian sigue vivo? —Amber chilló.

Demian y Amber habían compartido el vínculo más estrecho.
Eran mucho más cercanos que una hermana y un hermano como el resto de ellos. Tae miró a Katie de soslayo, compadeciéndose de Amber y Demian por haber encontrado el amor, conexión, en un lugar tan horrible como aquella casa.

—Lo está. Se ha quedado en el sótano. —Trató de mantener la impaciencia fuera de su voz—. Se dirige a la estación de policía pero necesita ayuda. Está herido.

Amber inmediatamente tiró de Daniel hacia las escaleras.

—Vamos. Tenemos que encontrarlo.

—Todavía no. Quédense aquí hasta que me haya ocupado de Benjamín—gruñó—. Todavía no es seguro.

—Te ayudaré a matarlo —siseó Katie.

—No, voy a hacer esto solo…

—Tae, déjame…

—He dicho que no— se giró, acunando el rostro de Katie con suavidad entre sus manos y la trajo hacia él. Sus ojos capturaron los suyos—. Te veré en unos minutos, ¿de acuerdo?

Su promesa no hizo nada para calmar los nervios de Katie. La forma en la que sostenía su rostro, hizo que su corazón se enroscara como un alambre de púas, haciendo que sangrara. En ese pequeño contacto, la delicadeza con la que la tocaba le dio más poder, más respeto
del que nunca le habían dado.

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⏰ Última actualización: Feb 15 ⏰

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SIMÓN DICE [KHT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora