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¡Ring!, ¡ring!, ¡ring!

La alarma de todos los días comenzó a sonar, Jungkook se removió entre las sábanas comenzando a despertarse. 

¡Ring!, ¡ring!, ¡ring!

Maldijo internamente y bloqueó su teléfono celular, apagando la alarma sonante por consecuencia. El muchacho de hebras oscuras volvió a cubrir su torso desnudo con las sábanas, dispuesto a dormir cinco minutos más. 

TaeTae, la mascota de Jungkook, enganchó sus garras en las sábanas que colgaban y las tironeó. El pelinegro dio una vuelta en la cama, posicionándose boca abajo en su cama. No satisfecho, el felino saltó, subiéndose encima del humano y lamió la punta de su nariz.

Jungkook abrió un solo ojo y lo observó, provocando en sí mismo una sonrisa.

-Vaya, tu sí que eres más insistente que la alarma del móvil, eh- Taetae se sentó en la almohada y comenzó a lamer su pata delantera.- ¿Quieres comer?- Jungkook salió de la habitación en dirección a la cocina, con su pequeño gato caminando detrás de él. 

Tomó del suelo el comedero y vertió dentro el alimento del pequeño TaeTae y lo volvió a dejar en su lugar, este rápidamente comenzó a saciar su hambre. Jungkook observó la hora en su reloj. 

Ocho y diez de la mañana. 

A las nueve debía estar en su puesto de trabajo, así que apuró su ritmo y tomó una ducha rápida, mientras a su vez cepillaba sus dientes para, según él, ahorrar tiempo.

Salió de su habitación vestido de camisa blanca, junto a unos jeans negros y guardó en su mochila la suficiente comida para sobrevivir la mañana y mediodía en la oficina. El pelinegro encendió la televisión y colocó "Bluey", una serie de animación que, sorprendentemente, captaba la atención de su felino y lo entretenía las horas en que su dueño salía del departamento.

TaeTae trepó al sofá y se recostó en el. Jungkook depositó un beso en su pequeña cabeza y se despidió con un "Pórtate bien". Salió a toda prisa y esperó a que el elevador llegara a su piso.

-Buen día- saludó uno de los vecinos de su mismo piso, si mal no recordaba, llamado Seokjin. Siempre iba con su bata impolutamente blanca y un maletín. Probablemente era médico o científico, alguna profesión complicada.

-Buenos días- respondió devolviendo el saludo. El elevador abrió sus puertas y ambos se adentraron en el.

-¿A donde vas? preguntó Jungkook.

-Oh, al trabajo- respondió Jin, que segundo después cayó en cuenta de que el menor señalaba el tablero del elevador donde estaban marcados los números de cada piso del edificio. Sacudió la cabeza- Al subsuelo- contestó con una sonrisa vergonzosa en su rostro. Jungkook marcó el botón correspondiente.

-Es bueno saber que no soy el único que tarda en despabilarse- bromeó el pelinegro.

-¡Ja!- rió - Dímelo a mí. Las guardias me tienen como loco, a veces son cuarenta y ocho horas en la clínica sin tocar mi preciada cama- suspiró negando con la cabeza.

-¡Wow! Mucha fuerza de voluntad.

-Totalmente.

El ascensor frenó y segundos después ambos se despidieron para ir en dirección a su coche. Jungkook encendió el motor, rápidamente conectó su Bluetooth al estéreo y condujo con calma hacia la oficina al ritmo de Justin Bieber.

Su trabajo consistía en preparar estadísticas y números de las ganancias de la empresa, las ventas, etc. Un labor muy aburrido y cansador, puesto que estar varias horas en una silla viendo números y el computador hacía que la cabeza de Jungkook doliera constantemente.

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⏰ Última actualización: Apr 11 ⏰

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