Estos meses han sido complicados.
Cuando no ataca la enfermedad, es la depresión y cuando no, son las dos juntas.
Recuerdo lo que he perdido por tomar decisiones, por tener fe en mí y excluir a cualquiera que obstaculice o dude de mi camino.
Nunca entendí a quién llevando mi sangre me escupió en la cara metafóricamente.
Nunca entendí el oportunismo para darme la espalda de gente que consideraba familia.
No tengo muy claro lograr nada y mucho menos éxitos. Emprendí mi camino buscando mi propia felicidad, buscando gente auténtica y que me valoren de verdad.
Nada es 100% real aún, pero tengo clara una lección: recoges lo que siembras.
Estoy sembrando mi esencia, me vuelvo a sentir yo mismo. Lo que hago lo hago porque así lo siento y soy consciente de todo lo que dejo atrás.
Por todo ello es que a veces ni duermo, pero no sé explicarlo, pero este camino hacia una madurez más profunda merece la pena.
Se torna frío y solitario por momentos, pero empiezo a ver luz al final de este túnel.
Quién sabe lo que hay al otro lado? Sólo se que es tarde para darse la vuelta.
Agradecimiento;
No sé si esto lo va a leer alguien, lo hago por ejercitar un poco el hábito de escribir, pocas cosas me llenan tanto, pero gracias al que leyó esto hasta el final. Esta especie de libro queda aquí, no sabría encasillarlo, solo son reflexiones que fui haciendo a medida que iban aconteciendo. Esta última lleva impresa algo que me acompleja, pero ya me desnudé bastante en el proceso como para no hacerla.
Espero que haya gustado lo suficiente como a mí me sirvió escribirlo.
Quizás escriba otro o vuelva a escribir letras de música, quizás lo siguiente me lo guarde.
Da igual, lo verdaderamente importante es que doy carpetazo a este capítulo de lucha, aún quedan cosas que superar pero si sigo seria repetir conceptos.
