A veces no duele la herida, en si no la cicatriz.
Cuando el mundo parece tomarla contigo
Y todos los golpes parece dártelos en el mismo sitio.
En ese momento extrañas algún hombro de apoyo, alguna mano amiga.
Pero cuando cae el sol, todo oscurece
Y te ves ahí a solas con tu herida y tú mente metiendo el dedo en la yaga.
Empiezas a odiar a esas personas que urgan en esa yaga.
Empiezas a frustrarte porque una herida se convierte en un impedimento.
Cuando esa situación se alarga perder los papeles es lo de menos.
Te pierdes a ti y es lo único que tienes.
Desde pequeño solo me tuve a mí
Y lo peor no es sufrir.
Lo peor es la falsa esperanza de poder salir de aquí.(Desahogando la ansiedad).