La Reina Quiere Divorciarse

Capítulo 135: Salida

　Iris se puso un tranquilo traje de viaje de color púrpura y caminó hacia el Palacio de la Vida Sagrada.

　Afuera del pasillo cubierto de pesado mármol marrón, la luz del sol finalmente primaveral cae más suavemente que antes.

　Con el sonido de pasos, caminé por el pasillo del Santuario Zumei bordeado de lirios dorados a ambos lados.

(¡Grigore! ¡Demasiado!)

　Los lirios alineados a ambos lados del camino están tan decorados que parece un bulevar de flores, y no puedo evitar sentirme amargado. Pero cuando doblé la esquina, de repente me detuve.

(No, esto es todo-)

　No hay duda de que el lirio dorado es una flor inspirada en Iris, pero la forma en que Lienhardt está rodeada por él, reflejando ese color en sus ojos azul hielo, es de alguna manera divinamente hermosa.

　Su cabello plateado se balanceaba entre las flores doradas, e incluso Iris quedó instantáneamente cautivada por la forma en que el oro, la plata y el azul armonizaban en un solo lugar.

"¿Viniste?"

　Sin embargo, cuando vio a Lienhardt mirando hacia arriba de la misma manera que de costumbre, se dio cuenta de que lo estaba admirando y su rostro se puso rojo al instante.

(¿Qué estoy haciendo en tal emergencia? ¡Yo!)

　Sin embargo, cuando pienso que Grigoa envió la flor dorada con el objetivo de lograr ese poder visual, me dan ganas de gritar que he perdido esta oportunidad de sentirme genial y deleitarme la vista.

　Después de todo, la mirada de Lienhardt mientras contemplaba las flores con ternura, aunque fuera por un rato, sin duda le recordó el color de Iris. Tenía sentimientos encontrados, como si me avergonzara y quisiera verlo más.

　Iris sonrió, sin siquiera expresar su conflicto interno.

"Sí. Estoy listo. Lienhardt, ¿le pediste al duque Dunkrid que te representara mientras estás fuera?"

"Oh, tío mío. Siempre se lo pido cuando no está. Él amablemente me lo hizo".

"Sí--"

　Parece que el tío de Lienhardt era muy cercano a su difunto hermano, Su Majestad el difunto Rey.

　Por lo tanto, desde que sus padres fallecieron, parece que ha estado tratando a Lienhard como a su tutor, al igual que su familia...

(Ahora que lo pienso, los regalos de cumpleaños para la familia de tu tío no siempre son flores, ¿verdad? Me pregunto qué te regalarán este año).

　De repente sentí curiosidad porque fue a merced de Baldrick, primo de Lienhardt e hijo del duque Dunkrid, que a la familia se le concedió una excepción especial que les permitía enviar algo más que flores en sus cumpleaños.

"Oye... ¿qué te regaló Baldrick-san por tu cumpleaños?"

　Así de cercanos son él y Lienhardt. Le pregunté tímidamente, pensando que podría ser una buena referencia para futuros regalos, y en ese momento el rostro de Lienhard se puso rojo brillante.

"¿¡R-Leenhardt...!?"

"¡N-nada! ¡De repente, recordé algo extraño...!"

"¿Algo extraño? ¿Fue un regalo de cumpleaños?"

　Ni siquiera puedo imaginar lo que es, pero Lienhardt se ahoga con fuerza delante de mí. Parecía que estaba tan nervioso por lo que recordaba que tragó saliva en los bronquios.

　Rápidamente le di unas palmaditas en la espalda y pareció que finalmente se calmó.

"Está bien. Es sólo que a las mujeres les parecía mejor no verlo..."