Tormentos

Adultos asquerosos

[adultos asquerosos]

Cuando era niño una parte de mí admiraba a los adultos, los veía como personas completamente confiables, bondadosas y honestas. No pensaba que fueran capaz de ser malos con criaturas tan frágiles como yo, un niño. Si son capaces de eso con criaturas tan frágiles imagínate con los demás.
Con temprana edad me di cuenta que no se puede reprimir por mucho tiempo la verdadera naturaleza del hombre. 
Cada vez los despreciaba más y más, a ellos y a Dios. Te estarás preguntando ¿por qué también a Dios? Por las muchas veces que recé para que no me trataran mal, que no me miraran con sus caras de superioridad, que no me lastimaran, que no me tocaran, que no me aplastaran. A pesar de todas las veces que recé pidiéndole ayuda a Él no sirvió de nada. Empecé a pensar o Dios no existe o yo no merezco su ayuda. ¿Qué habrá hecho un niño para no merecerse la ayuda de Dios? Al final me di cuenta que ni Dios estaba conmigo, que era solo yo con esos adultos asquerosos, estúpidos, mentirosos y podridos.
Por favor no me traten mal, no me miren con esa cara de superioridad, no me lastimen, no me toquen, no me aplasten.
¿No ven que soy frágil?
No se desahoguen conmigo, si no les gustan sus vidas ponle fin.

No me mires con esa cara.

¿Por qué no puedo hablar?
¿Los niños no pueden hablar?
¿Por qué no lo puedo contar?

Podremos ser frágiles, estúpidos, ingenuos e inmaduros, pero al menos somos puros y no podridos.
No hay maldad ni malas intenciones en nosotros, no nos imaginamos que alguien nos pueda mentir. Somos puros, frágiles  e inocentes.
Díganme, amables adultos, ¿por qué nos tratan así? ¿por qué tratan así a criaturas tan frágiles?

Los adultos son asquerosos, estúpidos y podridos.

Mentirosos con corazones llenos de odio.

En mí no había maldad ni malas intenciones,
no me imaginaba que alguien me pudiera mentir. Era puro, frágil e inocente hasta que ustedes me enseñaron todo eso. Y aunque era aún solo un niño me volví un adulto en temprana edad, no porque quisiera sino porque fui obligado a volverme así para que nadie más me aplastara, para que nadie más me lastimara, para que nadie más me tocara. Como consecuencia de mis acciones empecé a podrirme mucho antes que los demás, y ahora soy un joven adulto, un joven adulto al que no le gusta su vida, asqueroso, apestoso, estúpido y podrido. No sé qué hacer de mi vida, creo que haré lo que el niño que era quería para un adulto estúpido como yo.