Capítulo 2

157 16 15
                                    

El horario nocturno acabó, la hermana menor bajó la Luna, para darle paso al Sol alzado por la Princesa Celestia, posicionandolo en la más alto del firmamento, inaugurado un nuevo día.

Twilight despertó agitada, como si hubiera tenido una pesadilla, gotas de sudor recorrían su pelaje y respiraba de forma entrecortada, parecía aterrada. La poni inmediatamente tomó el vaso de agua que tenía al costado de su cama, vaciandolo al instante. Pronto, se calmó y meditó sobre su sueño, o mejor dicho, pesadilla.
Al observar a través de la ventana y notar el punto tan alto en el cual se encontraba el astro, se preparó rápidamente para la cumbre real, la primera de muchas por las cuales pasaría. Estaba nerviosa y su corazón no paraba de latir, pero luego de su charla con el guardia, sintió una pizca de seguridad. Se repetía una y otra vez "todo saldrá bien" admirando su reflejo y sus nuevas alas de alicornio.

—Twilight ¿Estás lista?¿Puedo pasar? —Preguntó alguien al otro lado de la enorme puerta del inmenso cuarto.

—Oh si, pasa Cadance —La poni contestó.

-¿Cómo estás Twilight? Sé que te sueles alterar bastante- Preguntó la princesa, con una expresión preocupada pero a la vez cariñosa en su delicado rostro -Además, después del desastre que significó la cumbre anterior, con el robo de tu corona, el otro mundo y Sunset Shimmer, pensé que no estabas del todo bien- Añadió.

-No te preocupes por eso, es normal en mí, me da miedo el hecho de decepcionar a la Princesa Celestia que a veces dejo que los nervios me controlen de sobremanera- Dirigiendo su mirada al espejo, acotó.

-Twilight, te conozco desde que eras una potrilla, se de lo que eres capaz y de lo que no y sé cuanto Celestia te aprecia- Expresó Cadance, mientras observaba la fantástica poni en la que se había convertido Twilight, sintiendo un inmenso orgullo.

-Gracias Cadance, no has cambiado nada, sigues siendo la poni amable y comprensiva de siempre- Twilight manifestó, mientras dirigía su mirada hacía ella, una mirada que ocultaba todo el aprecio, cariño y agradecimiento que ella sentía hacía la joven.
Nunca se lo dijo, pero confiaba plenamente en Cadance, considerándola una hermana mayor, a la cual admiraba profundamente.

Candance se acercó lentamente a Twilight, extendiendo sus alas y envolviendo a la poni de cabello morado entre ellas, uniendolas a ambas en un abrazo, uno sincero que transmitía todo el afecto que sentían una por la otra, sin la necesidad de palabras, se dijeron lo mucho que se querían, algo verdaderamente mágico.

En otro sitio, del enorme palacio, aislado de la mayoría, se encontraba Flash. El pegaso estaba pensativo, observaba al techo fijamente mientras suspiraba a cada rato. Se sentía extraño, ya no pensaba en su vacío, ahora más bien, meditaba sobre su actuar la noche anterior, en presencia de la princesa Twilight ¿Por qué no podía dejar de mirarla? Se preguntaba, divagando entre ideas, en busca de respuestas. No se entendía a sí mismo ¿Por qué le era tan difícil tener la mente en blanco? Se cuestionaba, mientras recorría los pasillos con una expresión indiferente en su rostro. Sorpresivamente, al instante en el que Flash alzó la vista, una poni algo torpe chocó contra él.

-¿Estás bien?- Consultó el pegaso, ayudando a la poni a levantarse, extendiendo su casco -¿Princesa?¿Se encuentra bien?- Preguntó el joven nuevamente.

-Lo lamento, no vi por donde iba- Se disculpó la alicornio, alzando la vista.

El pegaso la estaba mirando, con una sonrisa en su rostro, viéndola de forma tierna, mirada que provocaba un leve sonrojo por parte de la joven poni, sin saber reaccionar ante tal dedicación.

-Deberíamos dejar de estar topándonos así- Expresó entre pequeñas carcajadas, sin despegar su vista de la poni con pelaje morado.

La poni se limitó únicamente a reír, enseñando una sonrisa, que cautivó al joven pegaso, ríendo junto a ella.

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora