Capítulo 4

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Cayó la noche y con ella llegó un ambiente extrañamente pacifico. Era predominante la oscuridad en el hermoso cielo nocturno, siendo la Luna y las innumerables estrellas las únicas fuentes de luz natural, formando un paisaje hermoso a la vista.

El palacio estaba calmado, sumido en un total silencio, permitiendo que hasta el mínimo ruido sea oído. Todos los huéspedes descansaban cómodamente en sus aposentos, mientras los guardias reales patrullaban los extensos pasillos del sitio, custodiando la entrada de algún intruso.

Se había aumentado la seguridad en el palacio luego de lo ocurrido con Sunset Shimmer, con la intención de que el acontecimiento no se repitiera, mucho menos durante las visitas de las demás princesas.

Los guardias deambulaban de un lado para el otro con total cautela, para impedir el despertar de los ponis que descansaban en las distintas habitaciones. Sin embargo, tenían totalmente prohibido ingresar a un cuarto, exceptuando algunos casos en los que era necesaria la entrada a estos.

Entre todos los guardias que se les había asignado la tarea de vigilar el palacio durante el horario nocturno, se encontraba Flash, caminando a lo largo de los corredores, forzando la vista debido a la falta de luz durante las noches.

-Flash...- Escuchó el pegaso, volteando a todos lados, buscando de donde provenía el sonido. -Flash- Se oyó nuevamente, creando una sensación de inseguridad por parte del mencionado.

El joven acudió al llamado, siguiendo la voz con precaución, ya que desconocía el origen de esta y no sabía si representaba un peligro para sus superiores. Con curiosidad, el custodia fue guiado hasta una habitación en el ala oeste del palacio. Con duda, el custodia levantó su casco y abrió lentamente la puerta que sellaba el cuarto, encontrándose a oscuras, teniendo que forzar la vista para visualizar un extraño espejo ubicado en el centro del sitio.

-Flash- Con una voz femenina, el espejo llamó al joven pegaso.

-¿Mamá?- El pegaso con sorpresa y un nudo en la garganta se acercó al artefacto.

-Fue tu culpa...- Susurró la voz.

-¿Qué? Mamá ¿Por qué dices eso?-Preguntó confundido y con la respiración entrecortada, tenía ganas de llorar, pero no podía hacerlo.

-Si no te hubiera protegido, probablemente yo no habría muerto. Todo es tu culpa, Flash- El pegaso al oír tales palabras sacudió la cabeza con negación y pequeñas lágrimas en sus ojos.

-¡Perdóname mamá!- Se agachó con la intención de disculparse con quién parecía ser su madre, mientras gritaba suplicando ser perdonado.

Flash se levantó agitado, todo lo ocurrido con el espejo y su difunta madre parecían pertenecer a un mal sueño, aunque se sentía una experiencia vivida en carne propia. Con una mirada temerosa, recorrió con sus ojos cada rincón de la habitación en la que se encontraba descansando y se sorprendió al percatarse del sitio en el que se hallaba.

-Veo que al fin despiertas- El unicornio y príncipe Shining Armor, entró al cuarto con una sonrisa de alivio en su rostro, mientras le acercaba un vaso de agua a su acompañante.

-¿Qué fue lo que sucedió, señor?- Preguntó extrañado el pegaso.

-No lo sé, uno de tus compañeros guardia te encontró desplomado dentro de una habitación- Con cierta confusión, expresó su desconocimiento sobre la situación del joven custodia.-Y al enterarse, acudió a la primer persona con la cual se encontró- Añadió.

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⏰ Última actualización: Mar 13 ⏰

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𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora