Durante los dos días siguientes, Willy apenas ha dormido, pues ha puesto todo su empeño en crear una infinidad de dulces: flores de todos los tamaños y colores, hongos, tazas, canastas… ¡todo hecho de chocolate! Elogiamos su trabajo y ayudamos a organizar los frascos, asi como a colocar cada pieza en su lugar. No hay duda de que su tienda será un éxito rotundo. Ayer, nos pidió privacidad para trabajar en algo especial que, según dijo, nos sorprenderá demasiado. Está tarde, Noodle lo llevó a realizar algunos pendientes por finalizar, y prometió recogerlo al anochecer, justo a tiempo para la esperada celebración de apertura que el grupo ha propuesto.
— ¡Apúrate con eso!
El estruendoso grito de Fregoso retumba con tal intensidad que casi puedo sentirlo como si estuviera literalmente a mi lado, gritándome al oído. Me apresuro de un lado a otro preparando la cena para ella y Lejía, pero mi mente sigue absorta en pensamientos sobre Willy.
¿Cómo le irá en el local?. ¿Qué estará haciendo?
Cuando todo está listo, me ocupo de ofrecerles un banquete que los deje tan satisfechos que apenas puedan mantenerse despiertos. Deciden comer en la cocina, así que les sirvo allí. Ambos devoran la comida con tal voracidad que no puedo evitar mirarlos con un poco de repulsión. Al terminar su festín, se levantan y vuelven a la recepción. Antes de irse del todo, Lejía me pide que le lleve una copa de vino. Asiento en silencio, y al salir de la cocina con la charola, lo veo acomodarse en el sofá con descarada comodidad, mientras Fregoso se hunde en el libro de cuentas revisando los números. Justo entonces, Noodle hace su entrada, empujando su carrito con un saco dentro; Willy.
Por supuesto, el castaño entreabre su saco, dejando al descubierto esos ojos cautivadores que se pliegan ligeramente cuando me sonríe. Es reprendido por Noodle, quien le da un toque en la cabeza para que se oculte.
Willy protesta con la mirada, asemejándose a un pequeño descubierto en su travesura. Me dedica una última sonrisa y cierra su saco justo cuando Fregoso aparta la vista del libro para mirar a la pequeña.
Le entrego la copa a Lejía y aclaro mi garganta, tratando de desviar la atención de la mujer hacia mí. Ella me observa con su expresión malhumorada durante varios segundos, entrecierra los ojos pero luego de un momento, pierde el interés y retoma su revisión de cuentas.
Noodle lanza a Willy por el conducto y pasa a mi lado. Ambas nos miramos cómplices, echando una mirada furtiva a las llaves atrapadas en el pantalón del bigotudo.
Nos concedemos un breve gesto de aprobación con la cabeza y continuamos cada una con nuestras tareas. Posteriormente, los dos adultos se retiran a sus respectivas habitaciones, como era de esperarse, mostrando signos evidentes de fatiga.
Una vez completada la tarea de limpieza, subo sin demora las escaleras directo al pasillo. Noodle emerge de su habitación igual de rápido y ambas nos detenemos abruptamente frente a la otra.
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The Sweetest Secret (Willy Wonka y tú) (EN PAUSA)
General Fiction-Mi secreto es, que te amo.