𓅆ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝟷𝟷

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

Gaizka llego a la fortaleza y camino por todos los patios mientras veía al ejército entrenar y empezar con la construcción de armamentos. Había caído en cuenta que en tan solo dos meses comenzaría la invasión y conquista de Ninjago. Y estaba preocupado muy en su interior.
Fue en dirección a sus aposentos ya dispuesto a descansar, pero alguien ya estaba sobre su cama esperándolo en la oscuridad de su habitación.

— ¿Gaizka, dónde estabas?. — le cuestionó Gehena seriamente cruzada de brazos —. Tu recorrido bebió terminar hace más de dos horas, ¿Qué paso?.

— No estaba haciendo nada. — respondió tranquilamente —. Tranquila, tarde revisando más a profundidad el nuevo territorio que nació después de la llegada de Garmadon.

— No, yo te creo, lo que no entiendo es ¿por qué fuiste a revisar esos territorios en compañía de alguien?. — cuando ella pregunto eso Gaizka le miro muy molesto —. ¿Gaizka por qué hay intrusos en esta isla cuando tú trabajo es asesinarlos? Y peor aún ellos llevan meses aquí, ¿No lo sabías?.

— ¿Tu cómo sabías eso?. — ahora era el quien cuestionaba —. ¿Estabas espiando?.

— ¡Contestame! — dijo muy molesta levantando la voz —. ¿Que pensaría el Gran Tirano de que estás ayudando al enemigo a sus espaldas?.

— Estás muy equivocada Gehena. — espeto también molesto, aunque el no necesitaba levantar la voz para callar a alguien—. Mi lealtad esta aquí, ellos no significan nada para mí. Y si no los asesine fue porque quiero darle ese gusto al Gran Tirano. Y te advierto algo a ti, no me trates como un niño porque no lo soy.

— Espero y eso sea verdad. — dijo también molesta —. Por qué si llegas a traicionar al Gran Tirano no solamente va a tomar represaría contra ellos, si no también contra ti y es capaz de matarte en el acto.

— Soy conciente de eso. Así que no te metas. — le advirtio

Antes de que Gehena pudiera responderle la presencia de el les hizo ya no discutir más. Tal parece que su conservación había sido escuchada no sólamente por ellos.

— ¿Qué sucede con ustedes dos?. — les cuestionó el Gran Tirano junto a Garmadon.

— No es nada mi señor. — se adelantó Gaizka a responder y mirar de una forma amenazante a la fémina —. ¿Verdad, Gehena?.

— Si. — dijo tranquilamente —. No es nada mi señor.

Garmadon les miro no muy convencido. Estaba seguro de que esos dos estaban peleando, y que la razón había sido bastante grave. Pues al sentir el aura de Gehena sabía perfectamente que ella estaba muy molesta.

— Gaizka quiero que vallas a mi habitación y la órdenes. — dijo el Gran Tirano —. Todos están ocupados, vete.

Gaizka asintió pasando de lado a todos y se dirigió a la habitación de su amo dejando a Gehena sola con Garmadon y el Gran Tirano.
Al llegar a la oscura habitación del gran señor supremo, comenzó por recoger alguna que otra basura y a limpiar el espejo. Acaricio el cristal del espejo con las yemas de sus dedos mirando fijamente su rostro, el espejo solamente le mostraba como se veía en ese momento, como un humano normal. Se cuestionaba así mismo y se detuvo a pensar que iba hacer ahora que Gehena lo sabía todo, ella era capaz de ir y asesinarlos a todos sin dejar uno vivo y sin avisar, la conocía tan bien como la palma de su mano. ¿Acaso valió la pena ayudarlos?.
Tras unos minos más fue en dirección a los baúles que guardaba en una grieta casi del tamaño de un closet. Al acomodar todo ahí y casi a punto de salir tiró por accidente el último cofre de la orilla izquierda y de este salió algo bastante extraño. Se apresuró a levantarlo y antes de ponerlo de vuelta en el cofre se detuvo para mirarlo bien. Era un medallón de oro y tenía tres pequeños espacios en forma de cuadrados y alineados en la parte superior.

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⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

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  𝐌𝐎𝐂𝐊𝐈𝐍𝐆𝐁𝐈𝐑𝐃 [𝐆ɑ𝐢𝐳𝐤ɑ𝐗𝐋𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫ɑ] (𝐍𝐢𝐧𝐣ɑ𝐠𝐨)𓅆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora