Sábado por la tarde. Un gran día soleado de enero. Grandes destellos de sol era la belleza de aquel día. Entre al cafe en el que habiamos concordado. Y para mi sorpresa 3 pisos. Si, tres pisos. En el primer piso había una gran mesada blanca que abarcaba desde los ventanales hasta las escaleras. Detras el personal. Esperó 10 minutos a que entre mas gente para desconcertarlo un poco. Tomo el celular y veo su gran en línea. Estaba un poco ansiosa, como negarlo no. Decido hablarle.
-¿Estas?.
-Claro.¿Tu?.
-Si. ¿Donde estas?.
-Azul.
-¿?.
-Una pequeña pista, señorita.
-Otra mas, por favor.
-Alto.
-Gracias.
-De nada.
-¿Amargo?.
-Muy dulce.
-Muy empalagoso, quizá.
-haha, quizá.
Alto su primer palabra clave, tengo que subir pensé. Camino hasta el mostrador de comida y pido una galletita con chispas de chocolate. Luego me digno a subir al 2 pisó. Era todo un cuarto con decoraciones de bamboo y un trópico verde. De pronto siento el vibrar de mi celular, con un mensaje de el:
-Ya niña apurate, me voy a volver viejo.
-Que ya eres un viejo no te preocupes.
-haha, que graciosa su señorita. ¿Le sienta bien una taza de café?.
-Claro. ¿Y usted que come?
-Nada.
Nada pero si son las 9 este chico se va a desnutrir si sigue así, pensé, me di media vuelta y subí al último pisó...
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Palabras Anonimas.
Short Storyuna historia de amor muy convencional atravesando el tiempo.