Pase el día pensando en ello. ¿Que querrá? ¿Que paso? ¿Que le molesto de mi?
Toda la noche estuve inquieta, mirando el reloj. Contado las horas, minutos y segundos para saber cuanto tiempo faltaba para ver esa cara bonita.
Me levanto a las apuradas, por que contando lo que faltaba para verlo me había quedado dormida.
Por suerte faltaba una hora para vernos, enciendo la plancha. Mi cabello estaba mas que rebelde.
Me maquillo, me visto y salgo a los apurones, había perdido el colectivo por eso comencé a caminar para llegar a la cafetería.
Cuando llegue el estaba en una esquina, toma asiento y le sonrió. Recibo una sonrisa amarga de su parte. Reseca como una pasa de uva. Lo miro y le preguntó muy segura de mi misma. ¿Que pasa?
Se queda mirándome fijamente. Y dijo quiero jugar a un juego. El juego de la vida y la muerte. Aquí estas tu tan viva y yo estoy aquí tan muerto.
Sonrió de los nervios mientras pensaba que querrá.
El tomo mi mano, y me levanto de la silla, comenzó a caminar rápido. Su velocidad me llevaba como a un barrilete se lo llevaría el viento.
Entramos a un edificio. Subimos las escaleras empecé a divertirme, comencé a reír, cuando subimos al ultimo piso abrimos la puerta y caminamos hasta aquella esquina donde la vista era maravillosa. Me tomo por la cintura y me beso, sentí como miles de mariposas volaban a nuestro alrededor.
Luego me dice, perdón por esto y comienza a correr hasta la otra esquina de edificio, y por un momento el tiempo se detuvo, todo parecía tan irreal, me había enamorado de uu suicida. El solo se tiró de el balcón de aquel gran edificio, y yo solo pude admirar sus cabellos al viento mientras el se tiraba sin ningún temor, a penas lo conocía pero me arrodille y llore como una desquiciada.
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Palabras Anonimas.
Kurzgeschichtenuna historia de amor muy convencional atravesando el tiempo.