Capítulo 2.25

393 33 15
                                    

|•••|

Un dron caminaba por una gigantesca mansión.

-

Los pasillos estaban decorados elegantemente con alfombra al centro de ellos.

-

Arriba del que esté caminando en aquel lugar. Se encontraban brillantes candelabros.

-

Todo estaba perfectamente iluminado, aumentando la estética del lugar.

-

El dron, de cabellos blancos y vestido como mayordomo. Llevaba una charola de metal, en ella, varias copas perfectamente acomodadas.

-

El ojiperla caminaba a paso lento pero seguro, aquellas copas no eran más que una antigüedad para la familia Elliot. Una antigüedad muy preciada, tanto por portadores del apellido, como ajenos a esté.

-

Se decía que las copas fueron hechas por Jessie Elliot. La que impulso la familia ha lo que es hoy día. La historia cuánta que eso ocurrió hace más de dos siglos.

-

El dron de nombre N, sabía que cualquier error sería garrafal. Las consecuencias no solo serían la destrucción total e irreparable de aquellas reliquias, sino también todas las miradas y acusación caerían sobre el. Por lo que un castigo de gran magnitud era lo único que lo esperaría. Ademas de que el mismo, era gran motivación para no cometer ningún error.

-

N se preguntaba constantemente porque el fue el seleccionado, entre tantos drones.

-

También a su sistema llegaba otra incógnita. ¿Por qué los Elliots transportaban las copas ellos mismos?

-

Aunque esa pregunta se respondía fácil. Ellos no querían mover no un dedo, además, el porcentaje de errores humanos es mayor al de errores por parte de las máquinas. Sin mencionar que sería más fácil hecharle la culpa a un dron que a otro ser humano o peor aún, otro Elliot. Sería un fuerte golpe para su estatus.

-

El dron salió del pasillo y giro a su izquierda. Solo para encontrarse con montones de drones. La mayoría hablando entre ellos y muy pocos trabajando.

-

N pasó entre ellos, la gran parte del tiempo siendo ignorando por ellos. Aunque un pequeño grupo de ellos si le prestaba atención. Susurraban cosas entre ellos, mientras su mirada estaba clavada en el peliblanco.

-

El ya sabía de lo que hablan o una idea de ello. N ya se había encontrado con ellos. Pero nunca recordaba sus rostros, o sus vestimentas, o sus peinados. Nada. N siempre caminaba hacia el peligro inminente sin siquiera ser conocedor de ello.

Me Cambiaste... NxVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora