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La concentración estaba puesta en mi. Movía con rapidez y agilidad el bolígrafo en mi mano, procurando que la escritura en el cuaderno sea legible y se logre comprender a la hora de leerlo cuando sea requerido.
Mis oídos estaban concentrados en la voz que se alzaba entre las demás, una voz grave y firme que explicaba con claridad y precisión el tema asignado. Al escuchar que la tiza estaba siendo utilizada en el tablero levanté la vista para apreciar lo que se estaba escribiendo allí.
"⸺ Para ser un hombre tan guapo, su letra podría ser de doctor." Pensé para mis adentros dándole un rápido vistazo al trabajado trasero del que es mi maestro de historia.
Al escuchar como retomaba sus palabras me dediqué a consignar en mi libreta lo que el maestro había escrito previamente, centrando nuevamente mi atención en la clase y evitando desvíos.
Tuve que despertarme media hora más temprano de lo que acostumbraba, no podía dormir así que salí a dar un paseo de quince minutos antes de que mi princesa se despertara y tuviera que empezar a alistarse para ir a la escuela.
Las mañanas siempre eran movidas con nosotros, a veces caminando de un lado a otro en busca de alguna prenda que no lograbamos encontrar y teníamos que recurrir a su búsqueda o simplemente porque nos habíamos confundido de actividad.
Pero siempre empezábamos bien el día.
Una camioneta, asignada por mi jefe, pasaba a recogernos las mañanas, de vez en cuando le hacíamos charla al conductor o al guardia que lo acompañaba, a veces correspondían y nos seguían la conversación y en otros momentos simplemente nos ignoraban.
Solían ser muy... Fríos y toscos.
Después de dejar a Larisa en la escuela era mi turno de ser transportado a la universidad, durante el viaje solía revisar mis redes sociales o trataba de dormir aunque sea un poco ya que el cansancio resultaba ser más que las ganas de estar despierto y activo.
Tenía que ser por los movimientos bruscos y violentos que el guardia me daba que me despertaba tan repentinamente.
Nunca salía de la camioneta en frente de todos en la universidad, por muy temprano que llegara. Era más una medida de precaución para no llamar la atención y con eso no tener moscas revoloteando alrededor de mi en busca de respuestas que puedan saciar su sed de curiosidad.
Lastima, no les daría lo que quieren, ni si quiera en mi lecho de muerte.
Por lo tanto los demás pensaban que llegaba en transporte público o tal vez caminando, y por "demás" me refiero a mi mejor amigo, Antonio _____ , la única persona hasta el momento que ha logrado que la sonrisa y la expresión del rostro de mi actual jefe se transformara en una de celos y odio.
No comprendía el porqué de su actitud hacie él. Siempre le terminaba explicando por horas que solo era mi amigo y que no tendría el atrevimiento de acostarme con él aunque esté pasado de copas.
