Un pequeño Saturno se encontraba alejado de su órbita, del sistema solar? No lo sabía en realidad, con tan solo 10 años se perdía muy fácilmente al ser un "lugar" inmenso.
Estaba sentado apoyando su espalda en un asteroide, lagrimas salían de sus ojos.
"Donde estoy? Quiero volver... Quiero volver con el señor Sol..."
Pensaba el pequeño Saturno.
-Tu que haces aquí?-
Dijo un Jupiter de unos 12 años al ver al de en esos momentos finos anillos.
Saturno se quedó callado con lagrimas por sus mejillas mirandolo angustiado.
-¿Estas perdido? Te estas intentando escapar? Por qué lloras? Te encuentras bien? Quieres que te ayude a volver?-
El joven Jupiter bombardeaba de preguntas a Saturno y esperando que responda todas.
Saturno solo siguió llorando, estaba frustrado, preocupado, triste, enojado consigo mismo, confundido por tantas preguntas, estresado y quien sabe que más.
Saturno vio como Jupiter se sentaba en frente de él y empezaba a hablar denuevo.
-Hey! Alguien lindo como tu no debería llorar-
Dijo Jupiter con intenciones de hacer que deje de llorar.
-E-eso que tiene que ver?-
Dijo el pequeño anillado riendo un poco mientras lo veía.
-Hmm, nada realmente, pero no llores, Sol dice que no hay que desperdiciar lagrimas así como así-
-Pero me perdí... Pensé que no lo volvería a ver...-
-Oh! Entonces se justifica, deseguro estabas con miedo y angustiado! Esta bien! Llorar no es malo de todos modos! Siempre puedes llorar, para reír, desahogarte o más!-
-...¿?-
Saturno lo quedo mirando sin saber a que se refería.
-M-mejor te llevo a tu órbita, Sol ta debe estar preocupado, so-sobretodo por ti que no etas desde hace tiempo-
Dijo el pequeño Jupiter para despues tomar la mano del joven anillado y dirigirse a sus órbitas, era raro, en la inocencia de aquellos dos niños claro que no habían intenciones románticas, pero la mano cálida de Jupiter y la fría de Saturno se sentían muy bien estando unidas, mientras veían el espacio con brillo en los ojos sonriendose entre ellos cada que veían algo lindo, llegaron a sus órbitas y en ese segundo escucharon.
-¿¡DONDE SE SUPONE QUE ESTABAN USTEDES DOS!?-
Grito "el señor Sol" Con enojo, preocupación y un claro instinto de padre que pensaba que sus niños se habían ido y no volverían.
-Oh dios...-
Susurraron al unísono los dos gaseosos.
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Ya me puse esquizofrenica, voy a alimentarlos
