Día 3 - Recuerdos

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2018

—No hagan ruido —susurró Megumi mientras Yuuji y Nobara lo seguían de cerca, realmente no había nada por el cual estar en silencio, pero no los quería escuchar parlotear sobre todas las fotos de él pequeño junto a su hermana y Gojo que estaban por toda la casa.

Aún así, Itadori y Kugisaki soltaban suaves chillidos de diversión a medida que avanzaban por la casa y las fotos se hacían más presentes.

—Entonces... ¿Gojo-sensei es cómo tu papá? —susurró Yuuji, divertido por el descubrimiento.

—¿Qué? No, él es solo mi benefactor.

Nobara e Itadori compartieron una mirada antes de sonreír y picotear las mejillas de Fushiguro con sus dedos repetidas veces.

—¿Estás seguro? Porque un benefactor no tiene fotos del niño al que le da dinero por toda su casa —se burlaron, ahora entendían todas las bromas de su maestro cuando decía que Megumi se le parecía tanto como si fuera su hijo de sangre.

—Vuelvan a hablar y le voy a decir a Gojo-sensei lo que paso con su camisa —amenazó Megumi mientras se detenía.

—Vamos, Fushiguro, no te pongas así —dijo Itadori mientras le pasaba el brazo por los hombros y lo quitaba del rango de puñetazos de Kugisaki— ya no diremos nada, pero no le digas a Gojo-sensei lo que paso con su camisa —suplicó.

La camisa original estaba llena de manchas de café, que al tratar de quitar solo empeoraron, por lo que se colaban a la casa de Satoru para dejar la camisa recién comprada antes de que volviera de su viaje.

—Entonces callense —sentenció mientras quitaba la mano de Itadori de sus hombros y retoma el camino por las escaleras, se detuvo frente la puerta del cuarto de Gojo-sensei y entró como si nada.

El cuarto estaba ordenado, con la cama tendida y bolsas de dulces en la mesita que estaba al lado de un sillón, un armario y cortinas de color negro.

—Esto es algo... decepcionante —dijo Nobara mientras Yuuji asentía de acuerdo con ella.

—Pensé que con todo el dinero que tenía Gojo-sensei su cuarto sería más... extravagante.

—¿Esperaban ver un tigre aquí o qué? —preguntó Megumi mientras abría el armario para colgar la playera.

—Más o menos —admitió Nobara— un serval, como mínimo.

—No creo que Gojo-sensei pueda siquiera cuidar de un gato común y corriente —declaró mientras volvía a poner la ropa en su lugar.

—Oye, Fushiguro, ¿quién es él? —preguntó Yuuji, señalando una de las fotos que estaban al lado de la cama.

Megumi se acercó y miro la foto, donde Shoko-san y Gojo-sensei salían junto a un chico de cabello negro.

—Ah, él es Suguru-san —dijo Megumi, había escuchado esa historia tantas veces como para no recordarlo— es el mejor amigo de Gojo-sensei. Su único amigo.

Nobara también se acercó con curiosidad y luego resopló.

—¿Alguien tiene la capacidad para soportarlo más de dos horas? Tiene mi respeto.

Yuuji río mientras volvía a dejar la foto, girándose para que los tres salieran de la habitación, pero dieron un salto cuando en la puerta, cruzado de brazos y sin la sonrisa en su cara estaba su maestro.

—¡Gojo-sensei! —gritaron los tres mientras se miraban simultáneamente, Yuuji y Kugisaki rápidamente pusieron una mano en la espalda de Megumi y lo obligaron a dar la cara por los tres.

Angstruary (SatoSugu) 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora