3. Estúpida estufa

268 32 25
                                    

(Acuérdate de mí  — Morat)

Heather.

Hace exactamente veinticuatro horas que comparto habitación con Will Kushner. Y lo único que aprendí de la estúpida experiencia en la que Dean me metió fue que no me voy a ir al infierno, VIVIRÉ EN ÉL TODOS LOS MALDITOS DÍAS DEL MALDITO SEMESTRE.

Para empezar, apenas pude dormir por culpa de la gotera. Se preguntarán por qué no pongo un bote, ¡Claro que lo puse! Y era de metal, así que era más ruidoso que mis vecinos un viernes en la madrugada.

Y para terminarlo de arruinar, el idiota se comió los dulces que tenía en mi maleta.

¿Qué no eran, precisamente, para él?

No, él perdió ese derecho cuando me besó. ¡Y ni siquiera sé cómo los agarró!

Por suerte no lo he visto en todo el día de hoy. Cuando Will estaba dormido, vine a mi casa para terminar de traer las cosas.

Abro la puerta de mi casa y veo a mi hermana desayunando con mis padres.

¡Están desayunando sin mí!

La decepción, la traición, amiga.

¡Y son crepas! ¡Yo amo las crepas!

—Házte a un lado, Noah, tengo hambre —empujo a mi hermana para comer de su plato

—¡PREPÁRATE TU COMIDA!

—¡No se peleen! —se queja papá, a quien saludo con mejor humor que con Noah— Hola, hermosa.

—Hola, pa.

—¿Cómo te sientes en tu apartamento? ¿Ya desempacaste todo?

—Casi todo. Es el mismo del año pasado, ¡y la gotera sigue ahí! —Alego, mientras mi papá hace un puchero y me abraza. Me gusta el hecho de que, siempre que tengo un mal día, mi papá me alegra.

—Y dices no tener favoritas —Noah enarca una ceja.

—¿Y tú le crees? —me burlo, y ella hace una mueca.

Algo irónico es que siempre he tenido más confianza con mi mamá. Cuando era más chica y quería pedir permiso para salir, siempre se lo pedía a mi mamá cuando estábamos solas, mientras que Noah se lo pedía a papá. Pero lo cierto es que yo soy más unida a mi papá y ella a mi mamá.

—Eres una niña de papi, Heather.

Estoy a punto de tirarla de la silla, cuando escucho un ladrido. Cinco segundos después, Patata llega corriendo hacia mí.

—¡Patata! —grito y la cargo. Como es chiquita y llena de pelos, cualquiera diría que estoy abrazando un trapeador—. ¿Cómo está mi preciosa?

—Entooonces...—Comienza a hablar mi mamá mirándome, capto la indirecta y suelto a Patata—, ¿con quién compartes piso?

Automáticamente me tenso, pero lo disimulo con una sonrisa, esperando que no se haya dado cuenta. O peor, que lo haya hecho mi hermana.

No es que me preocupe que sepan lo de Will, lo que me preocupa es el rumbo que tomará esta conversación, y es demasiado temprano para ponerme reflexiva.

—¿Heather? ¿Me escuchaste?

Parpadeo y empiezo a jugar con la funda de mi celular.

—Ah, sí. Eh...Se llama Will.

—¿Will? —niega con la cabeza—Mmm...no me suena. ¿De dónde lo conoces?

—Hemos coincidido unas cuantas clases el año pasado, y estudió la prepa conmigo.

El chico que me regaló la luna [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora