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Es importante destacar que el conocimiento sensible es subjetivo en su naturaleza. Cada persona construye su propio entendimiento y apreciación de las cosas en función de su experiencia individual. La forma en que percibimos y sentimos los objetos a través de nuestros sentidos puede variar considerablemente entre individuos. Un claro ejemplo de esto es el olor de una flor: algunas personas pueden disfrutar de su fragancia, mientras que a otras puede no agradarles. Esto demuestra que nuestras percepciones pueden ser diferentes, generando una gama de respuestas subjetivas.

La información que obtenemos a través del conocimiento sensible nos ayuda a comprender las características de las cosas que a menudo vemos solo inteligibles, pero es importante reconocer que esta forma de conocimiento no siempre es confiable. Al ser subjetivo, está influenciado por nuestras propias interpretaciones y predisposiciones (o quizás ni siquiera por propias interpretaciones...). Nuestras experiencias previas, emociones y preferencias personales estarían sujetos en cómo percibimos y evaluamos los objetos. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que el conocimiento sensible es principalmente cualitativo y se construye de manera individual en cada persona.

Cual Réquiem del silencio, he de expresar mis incultas opiniones en este párrafo. Y es que hasta ahora sobre la razón del título de esta obra nada se ha tocado. Pues he aquí, cuando les pregunto a ustedes ¿Qué sienten cuando salen al escenario? Me han de responder M.A.R.T.A.S. (Miedo, alegría, rabia, tristeza, amor y sorpresa). Pero, ¿Cuántas veces hemos expresado estas emociones al tocar, más allá del típico “chirrido del arco”, “variación Vangs”, “se me olvidó que estaba tocando, ¡Y me he
equivocado en una nota!”? Y es aquí, cuando les recuerdo a los músicos en formación, la frase de Beethoven.

Entendemos por música como la expresión más sublime del ser humano, que según Ludwing Van Beethoven, la conceptualizaba como “una revelación más alta quela ciencia o la filosofía”, Platón también la consideraba como “un arte educativo por excelencia, se inserta en el alma y la forma en virtud” y así se podría mencionar diferentes puntos de vista. Pero en sí podríamos decir que la música ha existido, existe
y existirá hasta la existencia de la vida humana, o incluso al infinito, por lo tanto, forma parte de nuestra vida cotidiana, de nuestra vida profesional y de la misma naturaleza del universo.

La sensibilidad en la música: La ausencia de sensibilidad emotiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora