Cielo (Mayfer)

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Sorprendentemente, Luisella no se emocionó tanto cuando Fernanda le contó la noticia.

"Entiendo lo que intentabas hacer", le dijo a la morena durante su sesión semanal. “Y creo que es un lindo gesto, pero no quiero que corras el riesgo de perderte para hacer feliz a Mayte. En otras palabras: podemos trabajar en los problemas de confianza de Mayte incluso sin que usted haga grandes gestos como este, que podrían costarle su trabajo”.

"El problema no surge", Fernanda se encogió de hombros. “Aparentemente, él sabía lo que yo hacía, o mejor, lo que hacía Brenda, y la trasladó a otro estado. Puedo conservar mi trabajo y estoy trabajando con un chico nuevo, que es muy amable y competente”.

Mayte a la miró: "¿Estás segura?"

"Sí. No la volverás a ver si puedo evitarlo, Cielo”, respondió Fernanda apasionadamente, pero Luisella se aclaró la garganta y la hizo callar.

"Está bien, está bien", los detuvo. "Mayte, ¿cómo te sientes con esta decisión?"

"Muy bien", asintió Mayte. “Mentiría si dijera lo contrario. Estoy feliz de que no vaya a ver a Brenda todos los días y… Bueno”, y se sonrojó. “Me hace sentir bien que ella estuviera dispuesta a elegirme antes que trabajar, incluso si yo se que se pondria demasiado triste porque ella ama cantar.A ella le encanta ese trabajo”.

“Ella es la mejor persona entre nosotras ”, le dijo Fernanda a Luisella. "Sé que se supone que no debemos hacerlo, pero déjeme decirle que si estuviera en su lugar, me importaría un carajo su trabajo".

"Gracias", Mayte puso los ojos en blanco, incluso si estaba bromeando. “Además, eso no es cierto. Te preocuparías por mi bienestar exactamente como yo por el tuyo. Simplemente no creo que todavía estaría viva si hubiera sido yo quien te engañara. Siempre fuiste tan celosa…” Se detuvo por un segundo, segura de que el terapeuta la regañaría una vez más por lo inadecuado que era jugar ese juego de 'si yo fuera tú'. En cambio, todas guardaron silencio, sólo mirándola. “Esto es lo que siempre me pareció extraño. Siempre fuiste mas celosa..."

"Todavía soy celosa", murmuró Fernanda.

"Y terminaste siendo tú".

Fernanda no respondió y Luisella señaló: “Este es un asunto importante para nosotras. Estaba esperando hasta que ustedes dos, pero sobre todo Mayte, se sintieran cómodas en nuestras sesiones, y me gustaría empezar a abordarlo ahora. La propia Mayte dijo que si Fernanda la engañó, algo debía haber ido mal en su matrimonio. La pregunta es qué estaba tan mal y cómo se sentía Fernanda en esos meses”.

"Creo que tiene que ser con una noche principalmente", supuso Mayte.

“No es sólo eso”, murmuró Fernanda, pero Mayte la ignoró y le dijo a la terapeuta: “Una noche salimos a cenar con Paloma. Cuando regresamos a casa, tuvimos relaciones sexuales y yo… quería que fuera más corto de lo que a Fernanda le hubiera gustado. Estoy segura de que se sintió rechazada y no me habló durante dos días enteros. Ese fin de semana se acostó con Brenda. Yo…” se detuvo para aclarar su voz, cerrando los ojos con fuerza. “No la estaba rechazando, por supuesto, ni tampoco… me desagradaba lo que estaba haciendo. Estaba tan cansada y tenía que levantarme pronto…”

Silencio. Luego, suavemente, Luisella instó: “Antes de que pelearan, ¿cómo iba el sexo?”

“Muy bien”, aseguró Mayte. "Al menos para mí. Era un equilibrio perfecto entre hacer el amor apasionadamente y follar como animales, si sabes a qué me refiero.

La terapeuta se rió y Fernanda se encogió de hombros: “Así era cada vez que teníamos relaciones sexuales, si me preguntas”.

Mayte no pudo evitar sonrojarse y notó que la terapeuta la miraba interrogativamente. Esperaba que le preguntara algo sobre su vida amorosa, en cambio se dirigió a Fernanda: “Mayte nos cuenta que su deseo de terminar rápidamente su encuentro sexual no tenía nada que ver con la calidad del sexo, sino que dependía de la alarma del día siguiente y su cansancio. También nos dice que no fue su intención alejarte de ninguna manera, aunque está segura de que te sentiste rechazada. ¿Es así como te sentiste?"