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El objeto de su atención se vuelve hacia ella, y algo en su mirada debe hacer que Mayte se enfade, porque de repente la voltean, el costado de su cara aplastado contra las almohadas antes de que sus piernas se coloquen a horcajadas sobre las suyas. Y con sus manos elevan el vestido de Fernanda hasta la cadera los dedos recorren bruscamente su espalda, suben por la curva de su trasero, palmeándolo, antes de deslizarse hacia los pliegues húmedos. Ella jadea cuando las yemas de los dedos de Mayte se deslizan a través de sus pliegues, acumulando humedad antes de sondear su entrada. Dos dedos entran en ella lentamente, hundiéndose hacia abajo hasta el tercer nudillo, estirándose contra las suaves terminaciones nerviosas de sus paredes, antes de deslizarse hacia afuera y hacia adentro nuevamente.

Fernanda gime sobre la almohada, el placer está al rojo vivo, y su estómago ya se retuerce y sabe que no durará mucho. De repente, los dedos de Mayte la golpean a un ritmo rápido, moviéndose casi por completo antes de estrellarse nuevamente contra ella. Es demasiado rápido, demasiado difícil es casi sobreestimulante. Siente que sus labios tiemblan ligeramente, antes de que la funda de la almohada absorba el líquido salado. Se concentra en el placer que rápidamente rodea su abdomen, dejando escapar un medio gemido que es amortiguado por el material que descansa contra su rostro. 

Oye a Mayte gruñir de esfuerzo, moviendo rápidamente sus dedos dentro de ella antes de deslizar su pulgar contra el palpitante clítoris de Fernanda. Una chispa aguda recorre su columna vertebral, y la espiral en sus entrañas crece y crece, el placer cegador en su intensidad antes de que de repente se rompa. El gemido más fuerte hasta el momento es medio ahogado por el cojín, antes de que su cuerpo se hunda en el colchón, las terminaciones nerviosas de su cuerpo se enciendan con una sensación de satisfacción abrasadora, antes de que su columna se relaje. 

Respira con dificultad cuando siente la extracción de los dedos de Mayte. Y siente un beso en su frente "Fer ¿Qué pasó?, ¿Porque me preguntaste eso?" Ella podía intuir la respuesta pero pues tenían que hablarlo.

"Es que me da pena may" dice Fernanda con su mirada escondida en el cuello de Mayte.

"Habla conmigo mi Fer" dice dando besos en la frente de Fernanda.

"Está que me estaba muriendo de celos por esa periodista que estuvo conqueteando contigo" dijo con voz suave.

"Fer no...." estaba Mayte empezando a hablar.

"No te atrévas a decir que no Maria Teresa Lascurain de Meade, tal vez tu no  pero ella si estaba buscando algo más contigo como sino supiera que eres mi esposa, solo mía y aun así tuvo el descaro de darte su tarjeta y hablando de eso..." Fernanda se paro terminó de quitarse el vestido y agarró el vestido de Mayte sacó la tarjeta que Andrea le había dado, la rompió y la hecho al basurero, "ahora si me asegure que no la vayas a contactar".

"Fernanda es enserió ni siquiera pensaba en hablarle" le contestó Mayte.

"Pero es mejor evitar tentaciones, además no hacías nada por alejarla" se acostó nuevamente con su pelirroja y la abrazo atrayendola a su pecho.

"Es broma verdad Maria Fernanda, estaba en tu presentación literalmente no deje de hablar de ti y ella solo presentó interés en mi cuando te acercaste, pero sabes que te amo verdad" dijo con toda la paciencia del mundo besando su clavícula.

"Más te vale Maria Teresa, aunque no has confirmado que eres mía, lo estoy esperando" dijo haciendo un puchero.

"Deja de decirme así Fernanda después no te gusta que te llame por tu nombre" le contestó Mayte.

"Ya dime Mayte de Meade que eres mía" le respondió Fernanda.

"Fernanda soy tuya desde que nos conocimos prácticamente, soy tuya desde que me besaste por primera vez, soy tuya desde que lo hicimos por primera vez, soy tuya desde que nos casamos y iniciamos la maternidad, te pertenezco y aunque nos perdamos en algún momento siempre nos encontraremos porque nos pertenecemos, siempre seré tuya y tú señora siempre serás mía" le dijo Mayte con una voz tan suave dejándo un beso en su esternón y volviendo a verla buscando los hermosos ojos de su esposa.

Fernanda la estaba viendo con lágrimas en sus ojos "Te amo mi May, siempre te voy a amar en esta vida y en las que siguen no estoy dispuesta a dejarte ir, así que desde ya te lo digo voy a luchar por tú amor contra quien sea, solo no me lo pongas tan difícil" le contestó Fernanda.

"Es enserió Maria Fernanda estas peleando por amores en mi siguiente vida" dijo Mayte riéndose.

"Desde ya odio a tus pretendientes en esta vida y en la siguiente, en todas las que vengan" contestó Fernanda "además deja de decirme Maria Fernanda, no me gusta viniendo de ti" y le dio un beso en la frente.

"Pero si asi te llamas o no" dijo Mayte.

"Para ti no ya te dije, para ti soy tu amor o tu Fer o tu esposa linda o tu bebé o incluso puedes decirme tú cielo no me molesta" contestó Fernanda.

"Está bien mi Fer hermosa, chula, preciosa, mi amor" le respondió Mayte.

"Así me gusta mi Mayte" le dijo Fernanda dándole un beso, así pasaron la noche entre bromas hasta que se quedan dormidas, enredadas en los brazos de la otra, con suaves respiraciones mezclándose. La ventana está abierta y, antes de quedarse dormida, Fernanda sufre una vívida sensación de deja vu; Los sonidos de la ciudad (las sirenas distantes, los gritos furiosos, el estruendo de las bocinas) se amalgaman en una eufonía pacífica, ya no discordante, sino tranquila, que la lleva de vuelta a la noche de su confesión que precipitó el torbellino de emociones que se había desatado. este último casi año. Adormecida por los ruidos, con los brazos de Mayte alrededor de su cintura, el tirón del cansancio finalmente supera sus sentidos y cae en un sueño largo y tranquilo.

Cielo (Mayfer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora