Estoy aquí, parada frente a mi ventana con la cámara lista para el momento en el que llegue, lo sé, soy una acosadora, pero ¿Qué puedo hacer? muchas chicas entenderán que lo que hago es por amor, tal vez miedo, el deseo de hablar con él, son muchos sentimientos amorosos juntos para un corazón deshabitado.
Eran la dos y cuarto de la tarde, es su rango de llegada los lunes después de su entrenamiento, veo rápido la puerta de mi cuarto para asegurarme de que ni mi mamá, ni mi papá o alguno de mis hermanos entren, volteo nuevamente a la ventana justo al momento en el que el portón del conjunto se abre, dejando ver un jeta negro bien cuidado. Era su coche. Esperé el momento en el que bajara de su auto para poder tomarle fotos, bajó rápidamente y se dirigió a la cajuela para sacar su mochila, aproveché la ocasión en la que estaba de perfil para tomar una foto, sacó la mochila y cerró la cajuela, se acomodó el cabello al mismo tiempo que su mochila caía en su hombro y volví a tomar una foto, abrió la puerta de su casa y entró a toda velocidad, ya no lo pude ver.
— Karla, ¿qué estás haciendo? — preguntaron a mis espaldas haciendo que pegara un brinco, volteé a ver a mi hermano Jorge, quien estaba recargado en el marco de mi puerta con una sonrisa burlona — oh claro, ya llegó Miguel, ¿me equivoco? — empezó a caminar cerrando la puerta atrás de él — hermanita, entiendo que te guste y todo eso, pero deberías atreverte a hablarle de nuevo, Miguel ha intentado hablarte pero siempre lo esquivas, ¿así cómo quieres que algo pase? imagina si un día te ve asomada en la ventana con la cámara apuntándolo
— Es por eso que el foco de la cámara siempre está entre las cortinas Jorge — expliqué mientras me sentaba en mi escritorio y prendía mi computadora para así pasar las fotos que tomé
— Pero, ¿y si te ve en la azotea con los binoculares espiándolo? — preguntó horrorizado mientras abrazaba mi almohada — a mi me avergonzaría eso — aseguró inquieto.
— Es por eso que siempre estoy en el escalón Jorge — contesté obvia ante su argumento mientras sonreía
— Ajá, ¿y cuando lo stalkeas? — preguntó cruzado de brazos con una sonrisa arrogante
— Yo no lo llamaría "stalkear", mas bien lo llamaría "vigilar de manera ilegal a una persona que no me ama, aún" — dije entre cerrando los ojos haciendo que Jorge se pegara en la frente decepcionado
— Dios mío, ilumínala, la pobre está pende...
— ¡Chicos! ¡Bajen a comer en cinco minutos! — gritó mi madre desde el piso de abajo
— ¡Si! — contestamos al mismo tiempo para volver a nuestras actividades
— Logré tomar dos fotos hoy, ¿quieres verlas? — le pregunté a Jorge una vez que las fotos se pasaron a la computadora, escuché como Jorge se levantaba de mi cama y caminaba hasta quedar a mi lado, se recargo en el escritorio y en el respaldo de la silla para quedar a la altura de la pantalla, así que puse la primera foto, Miguel sacando su mochila de la cajuela.
— Explícame porque andas tomando fotos cuando está sacando el trasero — expresó Jorge cruzando sus brazos haciendo que abra los ojos más de lo normal y sintiera como mis mejillas se ponían rojas.
— Juro que no me di cuenta de ese detalle — dije a la defensiva alzando los brazos intentando verme normal, pero la verdad estaba muy apenada.
— A ver Karla, lo vigilas las veinticuatro horas del día, ¿y no te diste cuenta? no te creo — dijo para luego empezar a darme suaves codazos en el brazo mientras sonreía con picardía.
— Bueno, yo no me di cuenta — volví a decir — ¡mira! esta es la otra — dije cambiando el tema antes de que me pudiera avergonzar más — dime si no es perfecta — comenté con una sonrisa boba mientras admiraba la foto en la que Miguel se acomodaba el cabello mientras caminaba.
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Pequeña gran obsesión
Ficção AdolescenteY quien sabe, tal vez él pensaba en ella como ella en él... QUEDA PROHIBIDA LA ADAPTACIÓN/COPIA DE LA HISTORIA Versión sin editar y con temporada cancelada en perfil, pero mejor lean esta.