─Qué demonios. ─ Lisa exclamó asustada mientras se incorporaba, sujetándola y estrechándola entre sus brazos para mantenerla a salvo instintivamente. De no ser por ella, sus rodillas habrían tocado el suelo. ─Vamos, deja de hacer eso ahora mismo.
─ ¿Sí? ─ Rosé soltó una carcajada, con los ojos fijos en la imagen que tenía delante. ─Ella es la que quería hacerse la dura. Solo se lo estoy devolviendo.
─He dicho que pares. ─ Un gruñido. Era profundo, retumbante. Casi sonaba como si no viniera de Lisa. ─Ayúdame aquí. Ella podría desmayarse.
Eso pareció al menos hacer que Rosé apretara los labios. Fue suficiente para que se sintiera más pequeña y la invadiera una sensación de sumisión. Refunfuñó en voz baja.
Jennie pudo sentir cómo Rosé la levantaba del suelo, asegurando sus brazos sobre su temblorosa figura y llevándola al estilo nupcial. Lo siguiente que supo fue que estaba en su cama y que le costaba enfocar a las dos alfas que la miraban preocupadas.
Se quejó débilmente. Por mucho que quisiera advertirles, su voz parecía atascada en su garganta. Su omega debía de estar desesperada por mantenerlas cerca de ella para impedírselo.
Que las tres estuvieran en una habitación mucho más aislada tampoco ayudaba. Esto era realmente peligroso. Cada segundo que pasaba sentía que perdía un poco de cordura.
Sin saberlo, su cuerpo estaba empezando a expulsar feromonas a través de ondas que se volvían más y más potentes con cada liberación. Parecía como si las dos alfas también fueran ajenas al hecho.
─Creo que tiene fiebre. ─ Lisa puso la palma de la mano sobre su frente. Estaba sentada junto a su figura tumbada, sus ojos seguían a la otra alfa que se paseaba por la habitación con lo que parecía nerviosismo. ─Está ardiendo.
Rosé se detuvo un momento y se dio cuenta de que todas las piezas del rompecabezas encajaban en su cabeza. Rosé maldijo en voz baja. ─No es fiebre. ─ Se pellizcó el puente de la nariz mientras apretaba los dientes. ─Está entrando en celo y tenemos que salir de aquí.
─ ¿Y dejarla sola?
─Bueno, obviamente. ─ Se burló. ─No quiero que desencadene mi celo. Ya pude olerla y es sólo cuestión de tiempo para que todas empecemos a sentirnos un poco insensatas y tomemos malas decisiones.
─Pero tú causaste todo esto. ─ Lisa chasqueó la lengua. Sorprendentemente, seguía hablando con un tono calmado en su voz. ─No podemos simplemente dejarla.
─La habría afectado de todos modos. Tarde o temprano. ─ gruñó Rosé, alzando los hombros en actitud de defensa. Rosé comenzó a escanear su habitación como si estuviera tratando de reducir su agitación, tirando de cada cajón que veía y examinándolo. ─Ni siquiera creo que tome supresores. Debería haberlo sabido. Joder, debería haberla olido nada más entrar.
─No importa si ella los toma o no. Sigo pensando que deberías sentirte un poco responsable por esto.
─Entonces, ¿qué mierda quieres que haga? ¿Qué me la folle durante su estúpido celo? ¡Llamemos a sus amigas o algo!
─Entonces ve a buscar su teléfono.
Honestamente, Jennie solo podía oír sus discusiones como algo amortiguado. Sonaba como si estuvieran sumergidas bajo el agua. Lo único en lo que podía concentrarse era en el doloroso latido de su corazón, una respiración entrecortada que se le escapaba con cada ola de calor que recorría su cuerpo.
Tal vez fuera su instinto. No, definitivamente lo era. Si estuviera en su sano juicio, no se habría sorprendido a sí misma frotándose contra la almohada para aliviarse de alguna manera. La fricción hacía que se le curvaran los dedos de los pies y que su boca soltara gemidos entrecortados. Se sentía tan bien. Que ya no le importaba si había dos alfas en la habitación.
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Paraíso en sus labios - JENLICHAENG | G!P
Historia CortaOMEGAVERSE - TWO SHOT ❝Jennie es emparejada con dos alfas altas y guapas. ¿Qué podría salir mal?❞