My dear God

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Personajes principales: Jack The ripper / Hércules
Día 7: Alucinaciones

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La sangre corría por su costado a una velocidad alarmante. Sentía como empapaba su camisa y chaleco y como el exceso bajaba por su pierna empapando la tela que encontraba a su paso. En cada paso que daba sentía la humedad que ya comenzaba a colarse en sus zapatos. Dio un paso y luego otro con el más grande esfuerzo que nunca antes había hecho. La vista comenzó a hacerse borrosa a medida que avanzaba, trastabilló un par de veces, pero consiguió mantener el equilibrio hasta que sintió como algo impactaba contra su cabeza haciéndolo caer de rodillas.

La gente gritaba a su alrededor, pero no entendía ni una palabra. ¿Quiénes eran? ¿Qué era lo que le decían? Jack no comprendía, pero en su interior sentía que se merecía eso y más. Intentó levantarse, pero sus fuerzas amenazaban con abandonarlo.

Quizás es mejor así - pensaba - quizás deba tenderme en el piso y dejar que mi cuerpo se vacíe del espeso líquido carmín que corre por la herida - Aquella que se había provocado al caer en la reja.

Estaba apoyado en sus rodillas y manos hasta que se dejó caer lentamente sobre el suelo. El frío del pavimento lo reconfortó brevemente hasta que sintió como se formaba un charco de sangre a su alrededor. Ya faltaba poco, lo presentía, quizás un par de minutos más y podría librarse del dolor, de los gritos y los improperios; podría librarse de su recuerdo.

De pronto sintió una mano en su hombro, era un tacto cálido y reconfortante. Su vista comenzó a nublarse pero aún podía distinguir formas, sobre todo si estas se encontraban lo suficientemente cerca. Cuando alzó su vista lo vio y sintió cómo su cuerpo comenzaba a temblar sabiendo que no se debía a la falta de sangre en su sistema. Verlo ahí junto a él fue la confirmación de que su hora estaba próxima.

- Sir... - jadeó con dificultad, sabía que sus fuerzas disminuirían si se esforzaba por hablar, pero tenía que hacerlo, tenía que decir su nombre, quería saborearlo entre sus labios. Jadeó un par de veces más hasta que al final lo consiguió - Sir Hércules.

- Aquí estoy, Jack - le respondió con una tranquilidad que sintió que se transmitía hasta su alma.

- Creí que usted... me había abandonado.

Cada pausa que hacía era más larga que la anterior, pero no podía evitarlo, sentía que el aire se escapaba de sus pulmones, debía hacer un esfuerzo por retenerlo un poco más, sumado al esfuerzo de mover los músculos necesarios para formular las palabras, sin contar con el esfuerzo mental que todo eso suponía.

- No sería capaz - le sonrió.

Se mantuvieron sin mediar palabra por un instante, perdidos en la mirada del otro. Jack sonrió complacido al poder distinguir los colores que emanaba el griego, agradeció a los cielos de que le permitieran ver esas tonalidades una última vez.

- Sir... sus colores fueron lo más hermoso que he visto en toda mi vida - le confesó jadeando por el esfuerzo.

Hércules sonrió - ¿Cambiaron alguna vez?

- Ni una sola - le dijo correspondiendo a su sonrisa.

Jack fue relajando su cuerpo con lentitud. Hércules se sentó sobre sus rodillas y apoyó la cabeza del inglés sobre sus piernas, para que así no estuviera recargada en el frío y sucio pavimento.

- Fue un honor haber conocido a alguien como usted - le dijo y escuchó como el griego reía.

- Eso sonó a despedida.

- ¿Y no lo es?

- No. Jack, en realidad es el comienzo.

El inglés jadeo un par de veces, estremeciéndose debajo del tacto del Heleno quien con paciencia le susurraba que todo estaría bien ¿Se merecía ese trato en sus últimos momentos? Después de todo lo que había hecho a lo largo de los años... ¡Después de lo que hizo apenas minutos antes de caer como un animal herido en medio de la calle! ¿De verdad se merecía eso?

- Lo siento - dijo el albino con un hilo de voz y una lágrima traicionera rodando por su mejilla, fueron las palabras que más le costaron pronunciar, tanto por la falta de fuerzas como por la falta de costumbre.

- No tengo nada que perdonar - le dijo mirándolo directamente a los ojos.

- Sir.. yo... - trató de hablar, pero un ataque de tos impidió su cometido. El aire comenzaba a abandonar sus pulmones, sintió su cuerpo cada vez más ligero y una somnolencia peligrosa.

- No te esfuerces Jack, ya falta poco - le escuchó decir, intentó enfocarlo pero no le fue posible, a pesar de su cercanía únicamente podía ver al hombre frente a él como una figura que se hacía cada vez más borrosa conforme los segundos pasaban.

Así es como se siente ¿eh? - se dijo a sí mismo pues había llegado el momento donde por más que lo intentara le era imposible pronunciar cualquier palabra- Tantas personas... vi correr tanta sangre y... en esta ocasión es mi sangre la que fluye entre las calles... por las calles de Londres.

Su querida y a la vez tan odiada ciudad. La ciudad que vió al pequeño albino corretear por las calles, entre la gente, entre los callejones llenos de basura, la ciudad que en la oscuridad había visto en quien se había convertido.

London Bridge is falling down
Falling down, falling down
London Bridge is falling down
My fair lady...

Escuchó por última vez esa canción, con una claridad aterradora. Incluso le pareció escuchar el sonido que hacían unos viejos y desgastados zapatos repiqueteando el piso, cuyo dueño era un pobre niño albino con heterocromia, que cantaba entre los callejones la infantil melodía que después pasó a formar parte de su identidad. Escuchaba al niño reír, incluso le pareció ver como pasaba a su lado con su cuchillo en la mano y sosteniéndolo en alto casi con orgullo. Lo escuchó cantar, lo oía cada vez más alto, estallando en carcajadas en repetidas ocasiones al final de cada estrofa.

Gold and silver we've not got
We've not got, we've not got
Gold and silver we've not got
My fair lady...

Un cosquilleo se extendió desde su lengua hasta la garganta, producto del deseo que tenía de poder entonar ,aunque fuera una vez más, esa canción que lo había acompañado en sus momentos más oscuros. Inhaló profundamente, deseando que aunque fuera poco el oxigeno que captara este fuera suficiente para poder ejecutar su último deseo. Abrió con esfuerzo sus labios ante la atenta mirada del griego que parecía seguir con curiosidad todos sus movimientos.

Vió una sombra de un niño que giraba alrededor de ellos, mientras cantaba a todo pulmón - London Bridge is falling down. Falling down, falling down... - El niño siguió cantando ignorando al hombre que yacía en el piso en medio de un charco de sangre.

- Jack, ha llegado la hora - le anunció esa voz grave que le infundía seguridad.

- London Bridge ... is falling down - Comenzó a cantar aunque con un poco de desfase comparado con la alegre voz del niño brincando alrededor de ellos. Hercules lo miró con ternura y sonrió, pasó su mano por su frente y el frescor de su piel le inyectaron las fuerzas necesarias para terminar la estrofa - My... fair... lady - concluyó soltando su último hálito.

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⏰ Última actualización: Feb 19 ⏰

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Angstruary 2024 - Shuumatsu No ValkyrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora