𝐆𝐨𝐥𝐝 𝐚𝐧𝐝 𝐀𝐬𝐡 (𝐓𝐫𝐚𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐨) ✓

Oro y Ceniza

Nota del autor: Esta historia está dedicada a CrazyLich79. Lo que comenzó como una solicitud de algo de Jeanne Alter x EMIYA Alter rápidamente se convirtió en un ejercicio de colaboración, con todas las veces que tuvo que rescatarme de mi conocimiento incompleto de FGO y mi desesperada necesidad de corregir el rumbo. Si pudiera designar un autor adicional en FF, no dudaría en etiquetarlo para esta historia. Tal como están las cosas, sólo puedo darle crédito aquí en un AN. ¡Gracias por todo el arduo trabajo y apoyo, Lich! Incluso si ahora me has atrincherado más profundamente que nunca en el infierno de las raras parejas, con una pareja para la que todavía no he visto ningún otro material.

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Fue repugnante.

Aún así, Jeanne Alter permaneció en la puerta, incapaz de apartar los ojos de la repugnante escena. Sólo hizo que lo odiara más; odiarlos más.

Las mesas y sillas de la sala de conferencias habían sido apartadas apresuradamente, convirtiendo el espacio en un salón de baile improvisado. Allí, sobre una utilitaria alfombra azul, su idiota Master y esa perra con orejas de gato se unieron para bailar, girando lentamente juntos mientras sus pasos los llevaban de aquí para allá. La única música era la melodía tarareada por el joven, y cualquiera que fuera su talento como mago, su tono descuidado aseguraba que no ganaría ningún premio en interpretación vocal. Sin embargo, la chica en sus brazos sonrió cálidamente.

Sus ojos se miraron el uno al otro, como si cada uno fuera una estrella preciosa que de alguna manera llegó a la tierra para ser abrazada mejor. Sus respiraciones, cortas y temblorosas, mientras sus rostros sonrojados se acercaban. Más cerca aún, y ahora esos labios seguramente se encontrarían...

Jeanne Alter se dio la vuelta abruptamente. Si seguía así, irrumpiría en la habitación y la convertiría en un infierno de aliento de dragón. Eso le serviría al salope, pero no podía hacerle eso al Master. Nunca al Master.

Así que se obligó a caminar por el pasillo y se envolvió los hombros con su abrigo negro como si pudiera formar una barrera para cortar la escena que quedaba detrás de ella.

Que se joda Master, de todos modos. Ella podría aceptar su baile con la perra reina del hielo en la fiesta de mal gusto de Shinjuku Assassin. Eso había sido una peculiaridad del tiempo y el lugar, y el Master tenía muchas cosas en la cabeza en ese momento. Suficiente para disculparlo por aceptar a una pareja claramente inferior. Pero ahora estaban de regreso en Chaldea y tenía todo el tiempo del mundo para reflexionar sobre sus elecciones. Entonces, ¿por qué carajo estaba bailando con Atalanta y no con Jeanne Alter? No es que Jeanne Alter quisiera bailar. Pero el gusano al menos podría haber preguntado.

Una parte de ella susurró que era de esperarse. El Master trató de llevarse bien con todos sus Servants, pero en el fondo ansiaba ternura y espíritu valiente. Por supuesto que le atraerían unos ojos brillantes, una confianza rápida y un corazón lleno de amor por los niños. Era natural que eligiera al gato. ¿Qué tenía la Bruja Dragón para ofrecerle sino rabia y rencor?

Se odiaba a sí misma sobre todo.

Ella respiró hondo. La meditación era para mariquitas. Sabía que la violencia le devolvería la sonrisa a la cara y la risa a sus labios. Incluso si fueran frágiles, eran mejores que la sensación de vacío que brotaba dentro de su pecho.

Acechó por los pasillos en busca de un objetivo adecuado, con la mano amenazadoramente colocada en la empuñadura de su espada convocada. Hubo cierta satisfacción mezquina al ver al personal de las instalaciones dispersarse ante ella, pero en ese momento quería un desafío. Algo que podría soportar todo el peso de su resentimiento.