Capitulo II

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Llegamos a Chicago sin ningún inconveniente, después del sueño que tuve no pude volver a conciliar el sueño, me sentía nerviosa de lo que podía pasar de ahora en adelante. Entre Mateo y yo habíamos ahorrado y robado dinero de Gabriela para este plan lo que nos permitía vivir de manera cómoda por un tiempo.
Mateo tomo mi mano y me guio hacia la multitud que se acumulaba en la entrada buscando de algún familiar o conocido, por un momento sentí envidia de ver a familias reunirse, pues sabía que nosotros solo nos teníamos uno al otro. A lo lejos distinguí un letrero con nuestros nombres sobre una cabellera rojiza, toque el hombro de mi hermano para señalar en la dirección donde estaban e instintivamente Mateo sonrió mientras cambiaba el rumbo de sus pies.

—¡Hermano! — Mateo abrazo al pelirrojo quien le devolvió el abrazo con una gran sonrisa en su rosto.

—Chicos, me da tanto gusto que estén aquí - Dijo mientras se separaba y me volteaba a ver — ¿Cómo estás, Sam? ¿El viaje fue agradable?

— Hola Bruno, también me da gusto verte el viaje fue bastante agradable, hace mucho que quería dormir — Estire los brazos mientras le devolvía una sonrisa, de reojo pude notar que Mateo mostraba una media sonrisa.

— Pronto dormirás mejor, te lo garantizo. Por el momento vayamos a casa para que coman, descansen y preparen la siguiente fase del plan

Mateo rodeo mis hombros mientras caminamos fuera del aeropuerto y nos subimos al carro de Bruno, la música comenzó a sonar por las bocinas y me quede observando el paisaje que tenía ante mis ojos. Chicago era hermoso, o parecía hermoso mientras escuchaba las risas mezcladas de Bruno y Mateo, hacia que mi corazón se sintiera más tranquilo sabiendo que en este momento no había nada que nos pudiera perjudicar, estábamos dentro de una pequeña burbuja qué por primera vez no se sentía amenazada con ser explotada.
Después de un rato llegamos a la casa de Bruno, al entrar Sabina, su madre nos envolvió en un cálido abrazo que resultaba aún más reconfortable que el viaje.

— Llegaron justo a tiempo, la comida está lista y caliente para ustedes dos — sin darnos tiempo a reaccionar nos llevo hacia el comedor donde estaba su esposo acomodando la mesa, al vernos nos sonrió con la misma amabilidad que lo habían hecho Bruno y Sabían

— Hola muchachos, espero que tengan hambre porque preparamos su plato favorito — dijo mientras nos indicaba qué nos sentaramos

— Hola señor Carter, muchas gracias por aceptar que nos quedemos en su casa — dijo Mateo con una gran sonrisa en su rostro

— Qué gusto nos da volver a verlos después de tanto tiempo señor y señora Rivera — dije mientras acomodaba mi mochila en la silla qué tenía frente a mi

— Oh no corazón, llamame Lucas. Ustedes son como nuestros hijos así que es justo que los ayudemos en lo que podamos.

El rosto de Oscar y mateo se oscureció levemente, no tuve que preguntar la razón por la cual estaban así, la familia Carter sabia lo que vivíamos en aquella casa qué cruelmente debíamos llamar hogar, esbose una sonrisa y saque el teléfono de mi bolsillo. Olvidé por completo poner el modo avión por lo cual tenía un sinfín de llamadas perdidas de Gabriela y de Chris. Mi corazón se encogió al saber que también tenía mensajes y el contenido de ellos sabía que no eran agradables.
Mi hermano tomo mi teléfono en sus manos y sin titubear abrió los mensajes, por la forma en que su rostro se deformaba y oscureció sabía que tenía razón, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos

— Olvidalo Sam, ya no están cerca y no saben donde estamos así que estamos a salvo — Mateo apago mi teléfono, saco el suyo e hizo lo mismo para después tirarlos a la basura, sabía que tenía razón y tener algún medio donde puedan contactarnos es peligroso
Sabina me rodeo con un abrazo y me llevo hasta la mesa donde Bruno ya nos había servido la comida, esboce una pequeña pero cálida sonrisa y me limpie los restos de lágrimas qué quedaron en mis ojos, junto a mi mi hermano se sento y comenzamos a comer de manera tranquila una vez que todos se sentaron.

— Bueno chicos, entiendo que es muy pronto para hablar sobre el plan pero el tiempo es oro y más para ustedes. — Dijo el señor Carter mientras partía un pedazo de carne

— Esta bien señor Will, realmente no queremos perder tiempo y agradecemos mucho lo que hacen por nosotros

— La casa en forks ya esta lista para que se instalen, me tome la molestia de comprar un par de cosas que puedan ocupar estsndo allá — Sabina nos miraba con una sonrisa grande en su rostro

—Muchas gracias por su amabilidad — Saque un sobre de dinero de mi mochila y lo puse cerca de ella — No es mucho pero tómelo como la renta de un tiempo, usted diga para cuanto nos alcanza y le prometo que mes con mes le enviaremos más

— No me malinterpretes cariño, no estoy cobrando renta ni nada, esta casa me la dejaron mis padres y jamás pensé en llegar a vivir ahí o siquiera que alguien la rente. Tómenlo como un regalo de una tía para que les sea más fácil adaptarse a su nueva vida.

— Gracias señora Carter pero insistimos, tomenlo aunque sea como una muestra de agradecimiento por lo que están haciendo por nosotros — Dijo mateo

— Aceptamos el agradecimiento, pero ahora ustedes tomenlo como una muestra de afecto, junto con esto — Dijo el señor Carter, Bruno se levantó de la mesa y fue hacia la sala, un momento después regresó con una carpeta sobre sus manos, el señor Carter lo tomó y nos lo extendió.

Abrí la carpeta y frente a mi aparecieron documentos legales míos y de Mateo, nuestra nueva identidad con los mismos nombres pero diferente apellido y nacionalidad.
Nuevamente las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos pero ahora ocasionado por un motivo diferente y más alegre, en mis manos tenía una nueva vida llena de oportunidades. Voltee a ver a Mateo y su mirada me indicaba qué sentía lo mismo que yo, así que sin pensarlo lo abrace mientras llorabamos.

—Frente a ustedes esta documentación es oficial, con esto pude inscribirlos en la escuela de forks y próximamente a una universidad cerca, como tutores no nos puse a nosotros, registrada esta el esposo de la hermana de mi esposa que esta fuera del país, ustedes son sus pupilos, si hay algún problema ellos ayudará con gusto al igual que nosotros —Explico el señor Carter una vez que Mateo y yo nos calmamos — No use nuestros nombres ya que aunque la probabilidad de que Gabriela sospeche de nosotros es mínima aun no los encontrará ya que no hay nada que nos relacione con ustedes.

— ¡Gracias! ¡Simplemente gracias! — sonreí tanto que sentía que mis mejillas me dolían

— No hay nada que agradecer, ahora tomen este dinero y no van a decir que no, pasaremos estos días juntos arreglando lo que haga falta y el viernes por la noche partirán hacia su nueva casa — dijo Sabina
Sentí la mano de Mateo sujetando la mía con ternura, sabia que este comienzo era maravilloso y por primera vez quería saber que nos tenia preparado el futuro.

Apariencias ||Edward Cullen||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora