Cap 2

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Todos los presentes se quedaron paralizados y horrorizados.

-Disculpe señorita no conozco a ningún Christian- respondió el pastor y le di un tiro en la cabeza. Odio a los mentirosos.

-Sabía que tenías algo sucio en mente-Dijo Miguel a mi espalda y yo sonreí. Al voltearme me percaté de que había sangre en su frente.

Me quitó las armas nuevamente para luego agarrarme del brazo y conducirme por un pasillo. Abrió una puerta donde estaba una habitación perfectamente pintada de blanco con dos sillas una al frente de la otra.

-Siéntate hasta que llegue Christian-ordenó y no me quedó más opción que tener paciencia.

Tomo asiento y el se va cerrando la puerta tras de el. Pasan aproximadamente cinco minutos y ya me estoy desesperando, me levanto  con toda la intención de abrir la puerta pero estaba cerrada, entonces fue cuando escuché el sonido de unas llaves abriéndola. Me eché hacia atrás para que pudiera continuar y en cuanto asomó un poco la cara le di un puñetazo en la mandíbula dejándolo sorprendido.

-Quién eres y donde está el estúpido de Christian?-pregunté y el chico sonrió de lado.

-Estás hablando con él, nena.

Entonces me tomé un tiempo para apreciar lo que tenía delante. Me saca una cabeza de altura y eso que llevo tacones puestos. Tiene una camisa y un pantalón de traje negro. La camisa tiene los primeros botones abiertos dejando ver un pedazo de tatuaje que no logro identificar y le queda ajustada a su musculoso cuerpo. Su muñeca está adornada con un costoso y dorado rolex. Y el cabello negro que contrasta con su blanca piel.

-Hablemos de negocios-dijo después de darme un repaso incluso mas descarado del que le di yo.

-Ya soltaron a mi esposa?

-Mis hombres ya están llevándola a casa.

-Hablemos entonces.

Nos sentamos uno al frente del otro. Me encendí mi último cigarrillo y le prendí el que el sacó.

-Quiero que te cases conmigo- planteó dándole una calada al cigarro.

-Por qué debería aceptar?

-Así acabaría nuestra guerra y podríamos aniquilar a nuestros enemigos en común. Y te combiene aceptar porque si te niegas tarde o temprano acabaremos contigo también-Amenazó y yo me reí en su cara para luego darle una calada al cigarrillo.

-En serio crees que te tengo miedo? A mi me parece que estás enamorado de mi y por eso te quieres casar.

-Dios, había escuchado que eras egocéntrica pero no pensé que fuera tanto.

-No voy a casarme contigo, voy a destruirte-le informé levantándome.

-Siéntate-ordenó.

-Oblígame-le reté con el mentón en alto y una mirada desafiante. Se levantó poniéndose frente a mí para intimidarme, por nuestra diferencia de altura cualquiera temblaría, pero yo no.

-Quiero que te sientes, ahora-repitió la orden perdiendo la paciencia, su mandíbula estaba apretada y tenía una mano agarrándome la cara con fuerza.

Le regalé una sonrisa torcida y le di una patada en los cojones. Mientras se retorcía aproveché y estampé mi puño contra su cara y otro en el estómago haciendo que cayera al suelo. Me senté a horcajadas sobre él y forcejeamos un poco, sentí algo duro a través de la tela de sus pantalones pero no le presté atención.

-Eres una perra-gruñó y le di otro golpe tan fuerte que lo dejé algo desorientado.

-Esta perra va a dormirte ahora-dije haciéndolo beber del veneno en mi collar-Dulces sueños Christ-Planté un beso en su mejilla pero antes de que le hiciera efecto continuó luchando ya que me lanzó al suelo poniéndome encima de mí con una mano en mi cuello ahorcándome con fuerza.

-Eso sólo logra excitarme-pude decir cuando aflojó su agarre cayendo inconsciente.

Me lo quité de encima preguntándome cómo voy a hacer para cargar yo sola a semejante mastodonte hasta el auto.

-Veo que te encargaste muy bien sola, te felicito, pero eso no quita el hecho de que estoy enojada contigo por arriesgarte así-me sobresalto al escuchar la voz de mi esposa y al voltearme la encuentro con una media sonrisa y las manos en los bolsillos de su pantalón.

-Bien, hora de sacar la mierda fuera. Tú y yo hablamos en casa-agregó seria mientras lo agarraba de la camisa y lo arrastraba fuera.

-Tengo que comprar cigarros.

-Yo mando a Ethan por ellos.

Salimos y habían dos camionetas esperando, mi esposa le entregó a Ethan el cuerpo desmayado de Christian y se lo llevó arrastrado hasta la camioneta de atrás. Nosotras nos subimos en la otra yo iba conduciendo y Amalia de copiloto.

-Qué piensas hacer con él?-preguntó Amalia.

-No lo sé. Y si lo torturamos?

-Con que objetivo?

-Divertirnos un rato, hace tiempo que nuestra vida de mafiosas no tiene nada interesante.

-Si, en verdad tienes razón.

Luego de eso el viaje a casa se mantuvo silencioso pero no incómodamente, ambas estábamos muy concentradas en lo que haríamos con el individuo secuestrado.

Ya en nuestro hogar bajamos al sótano dónde Ethan con ayuda de Luca, otro de nuestros hombres, dejaron a Christ muy bien amarrado a una incómoda silla de hierro, verificamos que todo estuviera en orden y preparamos algunas cosas para mañana, también le pusimos una mordaza para que cuando despertara no hiciera escándalo. Cuando todo estaba perfectamente organizado para jugar con él nos despedimos y cada una subió a su habitación a dormir.

En mi reloj marcaban las tres y media de la mañana, tomé una ducha rápida y ya con ropa más cómoda me acosté quedándome dormida a los pocos segundos.

***

-Buenos días-saludé a mi esposa que estaba sentada en la barra de la cocina con una taza de café.

-Buenos días-respondió a mi saludo y me tendió una taza de café recién hecha.

-Dormí de maravilla.

-Yo igual, no se si te conté pero dentro de unas semanas voy a Londres por un encargo.

-Está bien. Y ya estás trabajando en algo nuevo?

-Si, pero es sorpresa cuando regrese de Londres lo tendré listo y te lo mostraré.

-Perfecto.

Cuando terminamos con nuestro café bajamos al sótano y encontramos a nuestro invitado mirándonos con furia.

-Quién empieza?-le pregunté a mi querida esposa.

-No lo sé. Quieres hacer los honores?

Y así fue como empezamos a divertirnos juntas como en los viejos tiempos.

Lágrimas De Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora