Fantasma del pasado | Deku Ghost AU

T R E S

El sonido de la puerta cerrándose dio la señal para comenzar a avanzar a la U.A. Masaru miró dulcemente a su hijo colocarse el cinturón.

—Ya nos vamos. —Obtuvo un movimiento de cabeza ligero y aceleró.

Gozaron de un silencio prolongado durante algunos segundos llegando al camino principal antes de la primera palabra, por parte del adulto. La monotonía pacífica de la ciudad se volvía notas musicales ya escuchadas al fondo.

—Kat, dime ¿Hay problemas en la escuela? —Por la manera en la que Katsuki abrió los ojos de golpe, supo que la respuesta era obvia, continuó hablando—. El profesor Aizawa dijo que hubo una situación movida con una de tus compañeras recientemente.

—Viejo chismoso. —Parecía que era un pecado pedir un poco de discreción en la clase. Apretó la mandíbula.

—No le digas así. Me duele escuchar que no te estás adaptando a la academia que querías, ¿Hicieron algo que te molestó?

A todo eso no le dió la gana de desmentir o afirmar nada, arrugó los labios indignado porque finalmente había llegado a los oídos de sus padres. Prefería desconocer si a su mamá también le informaron y le esperaba una golpiza segura en casa.

Las formas borrosas de calles y edificios formaban una pintura gris a través de la ventada, mientras más en movimiento seguían.

—Kat, ¿Sabes? Está bien decir lo que te pasa. Siempre sueles hacerlo porque eres sincero. —Se detuvieron frente a un paso de escuela primaria, en lo que cruzaban pequeños niños alzando sus manos ajenos al mundo—. ¿Esa chica te trae problemas?

Problemas. El verdadero asunto que no incluía a esa tonta no podía decirlo, o al menos le tensaba la lengua intentar mencionarlo, como si su orgullo muriera. Odiaba pensar que un terapeuta al final apuntaría a una depresión a sus "delirios", si se atreviera a abrirse con sus cercanos.

—No me hizo nada, solo fue estrés.

—Entiendo ¿Te presionan mucho en la U.A?... No es para menos, es una academia famosa. Con un poco de esfuerzo te vas a adaptar, eres fuerte —añadió Masaru tomando las palabras que creía conveniente ahora, su ligera expresión contenta pronto cayó al notar a su distraído hijo mirando más allá de la ventana—. Aunque... No es tarde para pedir perdón.

Perdón. Ojalá hubiera entendido eso cuando Izuku no era un fantasma enfurecido. Pagaba el precio por ser una escoria y es todo. Quiso dejar el tema cuando vió un anuncio de funerales disponibles a todas horas.

Las palabras tenían poder y aquello subía de nivel dependiendo de la persona que las profesaba. Algunas caían en manos correctas y otras se perdían lejos del objetivo. ¿Qué rumbo tomaría su perdón si lo consideraba? Era cruel tener una visión pesimista del tema, siempre colocaría un Pero sin darse cuenta.

—Tal vez piensas que esas palabras no serán suficientes y es verdad; el cambio voluntario es la muestra más grande de valentía. Demuéstrale a tu compañera que no volverá a pasar.

Cambio. Eso sonó diferente, tanto que puso más atención a la conversación. ¿Cuándo es demasiado tarde para ofrecer disculpas? Sus ideas se juntaron y le iluminaron los ojos, tenía algo importante que hacer ahora que había un trazo definido en el camino. Agradeció internamente por perderse el autobús e ir con Masaru a la escuela ese día.

Del miedo nacen respuestas rápidas y luego llegan las soluciones concretas para ponerse delante. Esto no era el fin.

En cuanto su papá apreció ese aire refrescante y decidido viviendo de él, volvió a sonreír satisfecho. Sabía que su Katsuki era más emocional de lo que se guardaba.