1."-¡Come!"

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—¡Come!

—Estas flaca.

—Tienes demasiados huesos.

Solo escuchaba esas voces en mi cabeza. Una y otra y otra vez.

Y entonces una cosa llevo a la otra, ella apareció…

La ansiedad.

No sabía si comía porque lo disfrutaba, si comía por obligación o por simplemente comer.

Comencé a comer de todo, especialmente los dulces, yo realmente los amaba. Pero nadie lo entendía, yo siempre tenía esa sensación de no estar llena por más que comiera.

Necesitaba seguir comiendo. Necesitaba alimentarla.

Porque cada vez ella me controlaba más.

A cada segundo del día solo pensaba en comer.

Y sin importar lo que dijeran solo yo sabía lo que se sentía tener ese monstruo devorándose por dentro.

Pidiendo más de lo que puedes dar…

¿Cuántos golpes crees que resista una superficie tan frágil cómo el cristal?

Uno…

Dos…

Mil…

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